EL RELOJ (1.535 m.) y EL SIMANCÓN (1.569 m.); dos hermanos muy unidos.

   Si no fuera por la diferencia de altura, yo diría que son gemelos siameses. El Reloj y el Simancón, son dos picos emblemáticos que se encuentran en la zona central del P. Natural Sierra de Grazalema (Cádiz). Desnudos como su madre, La Sierra del Endrinal los trajo al mundo, atraen al senderista  montañero, como la miel a las moscas. Su piel gris, de naturaleza kárstica, los une por el pecho formando un puente que inevitablemente invita a pasar de uno a otro.

El Simancón desde el Reloj. Y en la parte superior derecha, su primo mayor, El Torreón. 

   Una jornada que os cuento a continuación.

   Siguiendo con el programa del club, un nutrido grupo nos dimos cita en el Puerto del Boyar (Grazalema), justamente en el merendero donde parten los senderos del Camino de los Charcones, el del Salto del Cabrero y el del Puerto de la Presillas.

   En esta ocasión se unían a nosotros Vero, Maribel y Ana, las tres con muchas  ganas de compartir un día inolvidable en la montaña.
   Una vez hechas las presentaciones oportunas y la foto de salida, pusimos rumbo al Puerto de las Presillas.

 Los más dispuestos de izq. a dech.; Maricarmen, Fº Javier, Javi, Baldo, Daniel, Julio, Maribel, Vero, Ana y Toñi. Ni sentada ni de pie (en el país de la maravilla); Alicia. Los cansados (antes de empezar) de izq. a dech.; Navarro, Agustín y un servidor. En la esquina inferior izquierda; el incombustible Fernando. Y Juan Carlos, invisible.

   Para ir entrando en calor y presintiendo que seguro nos despistaríamos (para no perder las "buenas costumbres"), subimos sin pausa hasta el mismísimo Puerto de las Presillas.  No podíamos perder tiempo en descansitos.

Había que poner las cartas sobre la mesa desde el minuto uno.

   Pasamos las ruinas del Cortijo del Dornajo como alma que lleva el viento; sin foto, sin cambio de impresiones y lo que es peor, sin nada que llevar a la boca.

¡Qué trabajo me costó echar fotos con estas máquinas de triturar kilómetros!

Primera parada oficial y nos molesta el sol. ¡Vamos que nos vamos!

   Pasamos por los Santos Lugares y dejamos La Casa de Fardela a la izquierda bajando por el camino que va a Benaocaz. ¡Error!. Tendríamos que haber pasado por el Pozo de las Nueve Pilas para llegar al Puerto de la Vibora. Hicimos la rectificación oportuna, y nos plantamos en dicho puerto.

En esta subida paramos más de una vez para tomar aire.

Cuesta Fardela, desde el Puerto de La Vibora.

    De este punto en adelante, íbamos más perdidos que el "Barco del Arroz". Seguimos senderos difusos, cruzamos un murete con dificultad, tomamos un tentempié, nos paramos varias veces esperando que el "Espiritusanto" nos iluminara. Y por arte de magia llegamos a un camino que supuestamente nos llevaría al Reloj.

Unidos siempre en las dificultades

   

   No fue el "Espiritusanto", ni los mapas, ni los G.P.S., fue el espíritu de nuestro "guía zorzal" quien nos indicó el camino que tendríamos que seguir.

Nuestra "luz" en el camino. ¡Qué valor tenemos!

  

   Siguiendo sus pasos (los de Julio), nos tanteamos en un pico desconocido (1.453 m.) creyendo que ya estábamos en el Reloj. La decepción fue total, sobretodo, teniendo en cuenta que esa altura nos ofrecía una referencia perfecta de donde estaba nuestro objetivo; lejos, muy lejos. 

   No queríamos desaprovechar el descubrimiento de este cerro y decidimos llamarlo para nosotros: "Pico Sierasur".
   Por la grandiosidad del hito, parece que muchos senderistas suben a este pico. No sabemos si como nos pasó a nosotros, lo hacen equivocadamente.

También unidos en las decepciones.

No fue nada fácil la bajada por del Pico "Sierrasur". Jaja.

  

   Desde este momento y sin perder la vista de nuestro propósito, caminando con mucha precaución ya que nos encontramos con cortados, grietas y rocas que son verdaderos cuchillos,  nos apretamos los machos y subimos cada uno a su paso hasta llegar al Reloj. Pero antes socorrimos a un senderista herido con una brecha en la cabeza. Fernando desinfectó la herida y le puso un vendaje, dando muestras nuevamente de su entrega en estos casos. Nos quedamos muy preocupado por su suerte y deseamos de todo corazón su pronta recuperación.

   El hecho nos hizo reflexionar sobre los peligros que tiene la montaña y el respeto con que debe ser tratada.

¡Por fin el Reloj! ¡Qué guapo estamos!

   Nos felicitamos, nos hicimos fotos y recordamos de chiripa que.... ¡teniamos que comer!

   Después continuaríamos por la cresta hasta el Simancón que parecía estar a cientos de kilómetros.

¿Hay un restaurante mejor?   

Lo que queda del punto geodésico en el Reloj.

   Lo de cientos de kilómetros entre un pico y otro, es una ilusión óptica. Pasamos de un hermano a otro en un santiamén, por supuesto con la prudencia conveniente en estos casos y acompañándonos los unos a los otros. Sobre todo acordándonos del accidente anterior. 

   En la cima, lo típico; sentirnos eufóricos, fotos, felicitaciones, chute de aire fresco, mirar al horizonte buscando no se yo qué y pensar que queda volver a los coches. 

Si estábamos bien en el Reloj, en el Simancón estamos superior. ¿O no?.

Las chicas unidas, jamás serán vencidas.

   Bajamos por donde Dios nos dio a entender, y pasamos junto al Navazuelo camino de los Llanos del Endrinal. Se agradece entrar en zona boscosa y de matorral por un sendero que está muy bien definido. Lo que no agradece tanto nuestras rodillas, es una bajada tan larga. Más de una rodilla a estas alturas se resintieron un poco.

¡Menos mal que tenemos a Fernando! ¡Gracias machote!

    

   En los Llanos del Endrinal nos asaltó la duda; ¿tirar para Grazalema o subíamos al Puerto de la Presillas? Tras una breve consulta decidimos lo segundo. Acertamos de lleno, pues el día nos regaló una tarde fantástica, dejándonos estampas preciosas en el recuerdo

Subida por el "falso llano" del Endrinal.

Cumple la misma función, pero nada que ver con las pilas antiguas.

El Navazuelo por su cara norte.

Pozo de la Nieve.

   

   Pudimos ver a la vuelta, lo que las prisas nos impidió al subir.

Horno de cal.

Llegada de Vero y Agustín.

   Salimos a las diez de la mañana y llegamos a las seis y media de la tarde. 

   Salvamos un desnivel acumulado de casi dos mil quinientos metro en unos diesiséis kilómetros. Y terminamos la jornada felizmente ante la mesa de un bar en el Bosque. Lo hicimos casi tan unidos como El Reloj con su hermano El Simancón. Y es que esta afición engancha, atrapa y une a quien la practica. Une, como en esta ocasión a personas de Arahal, Alcalá de Guadaira, Antequera, Sevilla, Dos Hermanas, Utrera y Morón de la Frontera. Une el apoyo, las charlas que nos damos, las dudas, las decisiones. los momentos de felicidad. los de dolor. Une el esfuerzo, el sacrificio,.........

La tarde estaba perfecta para la merienda.

...........pero lo que más, lo que más une de verdad, es la repostería de las hermanísimas.

Toñí, su tarta de chocolate y su hermana Maricarmen.

Hasta la próxima, y que sea pronto.

Fin.

Ver el trac en Wikiloc

P.D.: Nos gustaría mucho y nos tranquilizaría más, saber algo sobre la persona a la que Fernando                auxilio.

         Si alguien la conoce, le pediríamos nos haga llegar alguna información. Gracias.