viernes, 30 de septiembre de 2016

EL ANETO (3.404 m.); unas vacaciones con suerte.

   Tuvimos suerte de no quedarnos dormidos, aunque también es verdad, que yo no pegué ojo en las tres o cuatro horas que estuve dando vueltas en la cama. Siempre pensando en aquellas minucias que se meten en la cabeza, justo la noche en que más falta te hace dormir. Y a las cinco de la mañana, del sábado tres de septiembre, pusimos rumbo a nuestro objetivo: El Aneto. Eso si, disfrutamos mucho del larguísimo trayecto, porque yacimos largo y tendidos, por turnos, en el duro asiento trasero de la Renault Cangoo (suerte que sólo íbamos tres).

Uno de los pocos momentos en que los tres estábamos medio despabilados,
y suerte que no tapé  por completo el objetivo de la cámara.  

      
   Llegamos sobre las seis de la tarde al último municipio de nuestro viaje en coche: Benasque (Huesca), en la Comarca de La Ribagorza, principal entrada al Parque Natural Poset-Maladeta, y llegamos de la mano de una fuerte tromba de agua, sería el buen augurio al buen tiempo del que gozaríamos los cinco días que estuvimos por allí. El buen hado así lo quiso.

Entrada en Benasque.

   El programa no estaba nada claro; en principio no sabíamos ni donde dormiríamos la primera noche.
   En el Refugio de la Renclusa, que se encuentra a una altura de 2.140 m. camino del Aneto, nos dijeron que aquella noche estaría completo, pero que de todas formas llamáramos durante la tarde por si hubiera fallado alguien. Y eso hicimos, con tan buena fortuna que con la previsión de "tiempo revuelto", que daban para el día siguiente, algunas reservas quedaron anuladas, cosa que a nosotros nos vino muy bien y pudimos dormir (algunos más que otros) y cenar en el ansiado refugio. ¡Qué potra!
   La verdad, es que todo fue "sobre ruedas", empezando por la provechosa charla con la amable señorita de la Oficina de Información que hay en Los Llanos del Hospital o El Vado (nombre que rememora un hospital medieval que existió para caminantes y peregrinos, y que hoy día es el lugar del Parque Natural donde se corta el paso a vehículos particulares) y continuando con la llamada de teléfono al refugio desde el Hotel Hospital de Benasque, que se encuentra muy cerca de El Vado (en la zona sólo hay ondas para Movistar); tomar el último autobús que nos llevaría desde los Llanos del Hospital hasta la Besurta (punto de partida para subir al Aneto por su cara norte); conocer en ese autobús a Antonio (un agricultor aragonés, de buen trato y mejor conversación, que llevaba posponiendo la subida al Aneto veintitantos años, y del que no nos separamos hasta que logró su objetivo; y terminar subiendo en 35 minutos hasta el refugio de La Renclusa, anestesiados con la charla de Antonio, cuando lo estimado son 50 minutos, cosa que nos permitió llegar a tiempo para cenar.
   Es la fortuna, las cosas del destino, el sino..........  Llámalo como quiera.

Este es el bonito hotel desde donde pudimos hacer la llamada al refugio de la Renclusa.
Vamos que el autobús se va.
Legada a La Renclusa cargados como mulas.
Salida de La Renclusa. De dcha. a izq. Susana, Antonio, Juan y un servidor.
 
   Una cena, una ducha rápida, un velado sueño y un frugal desayuno, es lo que duró nuestra estancia en el refugio antes de intentar llegar al Aneto.
   A las siete menos cuarto, aproximadamente, partimos siguiendo los puntitos de luz de los frontales de los mas madrugadores, para continuar, al despuntar el día, buscando los hitos de piedra por un sendero relativamente marcado bajo la Crencha d'els Portillons, ¿eso qué es? Eso es un problema que tuvimos que ir solventando cuando interpretábamos los mapas, ya que en ellos aparecen indistintamente palabras en Aragonés y en Castellano.
   El Aragonés es una lengua romance, relacionada con el euskera, que en el valle de Benaque tiene características de transición con el catalán. ¡Casi na'! Bueno, "Crencha d'els Portillons" significa: Cresta de Montaña de los Collados Estrechos. ¡Tampoco era tan difícil! ¿no?, pero.....  ¿y "tuca"? ¡Ah! esta ya no es tan evidente. Se traduce por: cima, pico o cumbre. Y así...... todo.
   Puestos a pensar, creo que lo más acertado, para que lo entendiéramos todos, sería que en los mapas no aparecieran las dos lenguas mezcladas. ¿O no?
   Pues eso...... Buscando el Portillón Superior íbamos, cuando nos desviamos a la derecha, como de costumbre por equivocación, y seguimos los hitos que marcan la subida a la Maladeta. Marcha atrás y bajar por donde nos iba indicando Antonio, que parecía conocer la zona de su anterior intento de subida la Aneto. Al poco, encontramos el dichoso Portillón Superior, collado por el que pasaríamos a la otra vertiente de la montaña.

Paso por el Portillón Superior.
   
   ¡Ole, ole y ole! Desde el Portillón Superior vemos el Aneto, pero también vemos lo que nos separa de él; una impresionante pedrera y el temido glaciar, que no se ve lo peligroso que es, hasta que no pisas la acentuada pendiente que tiene.

El Aneto a la izquierda de la foto.
 
   Poco a poco y paso a paso, casi ahogados en un océano de piedras, vamos salvando la distancia que nos separa del glaciar. Una vez que llegamos a él, nos pusimos los imprescindibles crampones, echamos mano del piolet y comenzamos a cruzarlo en diagonal. Esta es, sin lugar a dudas, para mi, la zona más complicada de la ruta, ya que a estas alturas del verano la nieve estacional ha desaparecido por completo, quedando al descubierto el volumen de hielo que ha sobrevivido desde hace 50.000 años, cuando empezó la retirada general de los hielos, y está tan duro como el brazo de un albañil.
    Actualmente el glaciar se encuentra inmerso en un retroceso imparable; de las 250 ha. que había en 1842, a pasado a 100 ha. en la actualidad, aunque sigue siendo el mayor glaciar de los Pirineos.

La pendiente "acojona"(perdón, pero no me sale otra palabra).
Una piedra en el camino, me indico que mi destino era.........
 
   Pasado el temido glaciar, nos encontramos en la Collada de Corones, donde nos quitamos los crampones y subimos presurosos una pedrera, que para mi, se hizo interminable hasta llegar a la antecima, donde nos quedaba superar el último inconveniente: El Puente de Mahoma, un paso estrecho, de unos 25 m. de largo, muy expuesto a las dos vertientes.
   Fue Albert de Franqueville quien en julio de 1.842 (primera ascensión al Aneto) puso nombre al paso final a la cumbre, haciendo referencia a la leyenda musulmana que dice que la entrada al paraíso es tan estrecha como el filo de una cimitarra. Nosotros lo pasamos sin ni siquiera pensárnoslo dos veces (por si acaso), asegurando cada agarre y cada pisada y progresando lentamente, hasta la verdadera cima del Aneto.

El famoso Paso de Mahoma.

   Platón de Tchihatcheff, otro de lo seis componentes que alcanzaron por primera vez la cima del Aneto, escribiría días mas tarde de su encumbramiento lo siguiente: "Un espectáculo que no ensayaré describir, pues el lenguaje del hombre es muy débil para tomar unas imágenes tan sublimes y para trazar tan grandes emociones". Y en verdad, la emoción te embarga. Yo particularmente percibí una agradableeee............. ¡Pues anda, es cierto, no lo puedo describir con palabras! ¡Lo lamento! Tendréis que subir para saber lo que se siente. Sí os puedo decir, que nos abrazamos los tres con los ojos brillosos, que nos felicitamos mutuamente y felicitamos a todos los que llegaron en ese momento tan exclusivo, especialmente a Antonio, por conseguir junto a nosotros el anhelado propósito largamente pospuesto. El nos confesó que habíamos sido sus tres ángeles y que al vernos en el autobús tuvo el presentimiento de que en esta ocasión, sí alcanzaría la cumbre. 
   Suerte que lo podemos contar........ y si Dios quiere y llega el momento, también se lo contaremos a nuestros nietos. 
       
Colocación de nuestra bandera.
Un momento inolvidable.
Siempre lo decimos, pero es que es verdad: ¡Qué bonito es el amor!
La piedra del glaciar ya me lo dijo: Mi destino no era rodar, era........... volar y volar. Jajaja
 
   Menos cachondeo y sigamos con el relato, que esto no acaba hasta que no estemos de vuelta  en el refugio tomando un refrigerio para celebrarlo.
   Decir que la cima está muy concurrida y parece un espacio de exposición. Sobre ella se encuentra una cruz de 4 m. de alta, 2 m. de ancha y 92 kg. de peso, colocada en 1.951 por el Centre Excursionista de Cataluña en conmemoración al 75 aniversario de su fundación, una Virgen del Pilar entronizada en 1.956, de 600 kg. de peso (pedestal y virgen), un San Marcial (patrón de Benasque), dentro de una urna, colocado el 15 de agosto de 1.981, el vértice geodésico V.G. 18057 y un gran hito de piedras. Decir también, que en algún momento de la historia, los fortísimos vientos que soporta esta cima, han arrancado en parte o en su totalidad estos símbolos, emblemas, signos......, o como quieran ustedes llamarlos, pero ahí siguen........ 

El afán del hombre de coronar lo más alto.
     
   Después de estar en el "paraíso", con la autoestima por las nubes, la mente en otra parte y el cuerpo rebosante de satisfacción, después de disfrutar de sus maravillosas vistas....... toca volver al castigo y al mundanal ruido, de modo que a concentrarnos, hacer acopio de valor, volver a pasar por el "filo de la cimitarra" y caer urgentemente en el pecado de la gula. 

Si complicado es subir, bjar no lo es menos. Al fondo los picos Corones, Maldito y Maladeta.
"Pecando" cual simples mortales.
   
   En el almuerzo, charlamos distendidamente con los montañeros y montañeras que habíamos coincidido en la cima, comentando por donde teníamos pensado bajar. Y llegamos a la conclusión de que volver a pasar todo el glaciar y la interminable pedrera podría evitarse, para ello tendríamos que dirigirnos al Ibón del Salterillo por el Macizo de la Maladeta, cosa que desde las alturas parecía más fácil, ya que, andaríamos menos por el glaciar y tendríamos siempre a la vista el ibón (lago de montaña). Dicho y hecho, nos pusimos de acuerdo y comenzamos a bajar todos juntos (dos montañeros de Madrid, un matrimonio, también de Madrid, y nuestro inseparable y amigo Antonio).    

Nada es fácil cuando estás en alta montaña.
Un descanso junto al Ibón del Salterillo
 
  Desde el pequeño lago, tomamos un sendero que enlaza con el GR-11.5 y que invita a ir comentando la jornada y charlar de todo un poco, gozando de un entorno agreste, pero maravilloso. Únicamente tuvimos que subir al collado de la Renclusa, donde nuevamente nos quedamos sin aliento, el resto fue todo bajada.
   Salvado este collado, ya sólo nos quedaba "arrojarnos" con los brazos abiertos por una pronunciada bajada hasta al refugio.
   Yo creo, que la felicidad que percibimos al ver el refugio, es parecida a la experimentada en la cima: "Indescriptible".
   Hicimos una ruta circular de 13 km. con un desnivel positivo de 1500 m. en 11:30 h., que  desde mi humilde opinión, es alcanzable para cualquier amante de la montaña en general y del senderismo en particular, sobre todo, si sigues los consejos de la campaña de Montaña Segura en el Aneto: Planifica la actividad, equipa tu mochila y actúa con prudencia, y yo añadiría: Sube con buenos amigos.  

Al fondo La Renclusa.
Un poquito de estiramiento.
   
   Otro momento entrañable fue el ratito, corto pero intenso, que disfrutamos a nuestra llegada. Nos juntamos en un banco y dimos cuenta del prometido refrigerio para culminar el día. Acto seguido nos despedimos afectuosamente de todos, ya que nosotros dormiríamos aquella noche en el refugio.
   Los vimos desaparecer por la esquina del refugio, camino de La Besurta, dispuesto a recibir el analgésico que Antonio les regalaría con su acostumbrada locuacidad. Ellos serian para siempre nuestros compañeros de ruta al Aneto, un lazo basado en la ayuda mutua que nos prestamos para superar juntos las dificultades que presenta esta hermosa montaña. Nosotros quedamos algo tristes y nos pusimos a planificar el día siguiente.      

La montaña une tan intensamente, que al final de la jornada parecía que nos conocíamos de toda la vida. 

Así terminan las primeras 24 h. de nuestra aventura en los Pirineos, 
donde resumiendo: 
Salimos en el momento oportuno y llegamos en el adecuado.
Hicimos amigos que nos trataron como a ángeles.
Respiramos los vientos del Aneto y bebimos de sus aguas.
Vivimos momentos muy especiales.........

¡Os lo dije! 
¿Tuvimos suerte, o no?
  Pero esto no es todo.....................

   Al día siguiente visitamos Benasque por la mañana y por la tarde subimos al Collado de Salenques (2.812 m.), con la sana intención de hacer noche en el vivac que hay, justo, en todo lo alto. Juan había quedado con su amigo Alfonso, que pasaba unos días junto a su familia en la zona, para hacer la cresta del Salenques al Aneto, pasando por el Tempestades. A Susana y a mi nos venía un poco grande la "chaqueta" y volvimos por donde subimos la tarde anterior. Juan y Alfonso intentaron su propósito, pero el fuerte viento y la dificultad del trazado les recomendaron dar marcha atrás y volver por el mismo sitio horas mas tarde.  
   
Plaza de Benasque.
Plan d' Aiguallut, en castellano Llano de Aiguallut
Ibón de Barrancs, en castellano Lago de Barrancs
Noche de fuerte viento en el Collado de Salenques.
Despertar en el vivac, ¿alguien pudo dormir?
Río Ésera o de Barrancs.......¡bueno!, también estamos nosotros.
Salto de Aiguallut. Toda esta agua desaparece por un conducto kárstico, y aparece a 3,5 km., en línea recta, en el Valle de Arán, con destino a Francia por el Río Garona. 
Susana, espíritu de superación bajo la energía contenida.

   Y al día siguiente: Valle de Estós, y alucinante paseo por los Ibones de Escarpinosa, Perramó y de Batisielles.

Ibón de Escarpinosa.
Agullas de Perramó, en castellano Agujas de Perramó
Ibón Grande de Batisilles. ¡Quién pudiera darse un baño! 

   Para culminar la faena, el último día: Rafting en el Rio Ésera y "homenaje a la Legión"

¡Sálvese quien pueda!
Juan, un espíritu libre hecho así mismo.
Nuestro particuar homeneje,
¡va por ustedes!,  que estáis llegando al final.

Que te toque el gordo de navidad es tener suerte,
aunque para mi tener mucha suerte es:
   Disfrutar de tus amigos en vacaciones, almorzar con ellos en un restaurante con solera, hacer amigos en la montaña, abrazarnos de júbilo con lágrimas en los ojos, dormir en un nido de águilas mirando las estrellas y ver pasar una estrella fugaz, conocer a los amigos de tus amigos, meter los pies en un arroyo de agua helada hasta que duelan, echar una siesta de dos horas bajo la sombra de un árbol, respirar el aire puro de una noche de verano cenando en la terraza de un bar, beber agua fresca y pura recién nacida, nadar en el paraíso como Dios te trajo al mundo, superar las aguas bravas formando un gran equipo, pero sobre todo; tener amigos que compartan su valioso tiempo para disfrutar juntos de unas vacaciones inolvidables, y eso, yo................... lo he tenido.

GRACIAS SUSANA, GRACIAS JUAN.

Ojalá nos toque la lotería. ¡¡Anda, como nos va a tocar, si no hemos comprado!!. Jajajajaj.


Fin.

2 comentarios:

  1. Muy buena manuel y muchas gracias y me he vuelto a emocionar cuando he leido, para nosotros ha sido inolvidable estas vacaciones

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  2. Muy buena escapada de vacaciones!
    Sí señor!!!
    Me alegra que lo hayáis pasado tan bien... qué envidia!!
    Un relato e ilustraciones muy amenas e inolvidables.
    Un fuerte abrazo, amig@s.
    Nos veremos por los senderos!!

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