domingo, 18 de marzo de 2012

Expedición a la Atlántida

Muchos son los lugares donde se sitúa La Atlántida, pero nosotros hemos escogido a Platón que pone la Atlántida en Andalucía, diciendo, que está más allá de las Columnas de Hércules, como los griegos llamaban al estrecho de Gibraltar”. Parte de la descripción de la civilización desaparecida parece corresponder con lo que se conoce de Tartessos, la cultura que se desarrolló entre los siglos VIII y VI AC en el sur peninsular, donde en aquella época hubo núcleos urbanos ordenados en anillos -como la capital atlante- en una tierra muy fértil y rica en minerales. 
Lugar donde National Geographic sitúa el centro de la ciudad de la Atlante "En Doñana"


Momento en que la expedición perteneciente al Club de Montaña Sierrasur se embarca en ésta aventura

El equipo formado por lo más selecto del club, las mujeres más aguerridas y los hombres más.....


Rápidamente y conforme nos  acercábamos a la otra orilla, comenzaron los fenómenos paranormales.


La sensación de júbilo y despreocupación nos inundaba con oleadas narcóticas a cada paso que nos alejábamos de la barcaza en la que cruzamos el Río Bétis y caminábamos hacia la civilización de Tartessos. Nos esperaba lo desconocido (supongo que por mal informados).


Caminamos junto al río. Los hombres con los hombres, las mujeres con ......

En esta tierra mitológica, las Ninfas rápidamente comienzan a demostrar sus habilidades ocultas, por algo eran las guardianas del "Jardín de la Espérides" e hijas del Dios Atlas.

Lo mismo que antes, caminábamos junto al río.


Juan, como expedicionario mayor, nos muestra lo anteriormente dicho, ¿qué estarán tramando estas chicas? la verdad es que con los cambios de comportamiento de los expedicionarios no se fiaba y para mayor seguridad reforzó los flancos con su temible guardia personal, Los Trillis.
Pronto encontramos huellas, seguramente animales mitológicos ya desaparecidos. Sólo Dios sabe que bichos pudieran ser éstos, linces o qué se yo.
Otras, pero este bicho al menos se ha cortado las uñas
La expedición llega al punto de no retorno. El agotamiento, la sed, el hambre y la desesperación hacen mella en el grupo y solo los más fornidos "Psicológicamente" intentan levantar el "espíritu de la golosina".
Ya solo queda uno, el otro está que ni fú ni fá.

Pero de pronto....
Nos atacan cientos de aves de proporciones inimaginables, seguro que las habrán enviado los Griegos que no nos pueden ni ver, estos tíos con la mitología están siempre enfollonados.
Tras el ataque de las aves que nos dispararon sus excrementos a modo de proyectiles intentando minar la moral de los intrépidos expedicionarios, y tras la pestilente lucha, algunos y por necesidad tuvieron el valor de adentrarse en la Mar para intentar retirar de sus cuerpos serranos los detritus lanzados con tan certera precisión por los formidables enemigos alados.
De pronto y sin causa alguna aparente, las aves se sumergieron en la mar huyendo desesperadamente de algo.
 ¿qué puede haberlas hecho retroceder como alma que lleva el diablo?

Era La sombra del Montañero, la misma que se nos apareció en el Tranco del Perro y ahora a vuelto para, una vez más, ayudarnos contra los enemigos extracorpóreos.

Ya relajados tras la derrota y posterior huida de los enemigos alados, pudimos comer y reorganizar nuestra andadura, claro está manteniendo a Baldomero de vigilante.
Lo de andadura era porque parecía infinita..., pero al fondo, como en un espejismo, aparece lo que insinúa un atisbo de civilización. Se ve algo, ¿será La Atlántida?

Tenia que ser, porque para el otro lado no se veía nada de nada.

Y para el otro,  ¡joder!, cualquiera se mete por las dunas.

Y para el otro, la Mar. Con el "yuyu" que da meterse en la humedad del agua sin necesidad.
Pronto nos encontramos con otro ser mitológico, el Tortusaurius que se creía extinguido y posiblemente ésta pudiera ser la última.
Este ejemplar no tiene nada que ver con el galápago. Éste medía por lo menos cinco metros. Como referencia le hemos colocado una concha gigante junto en boca . 
Ya comenzamos a encontrar restos tecnológicos. Íbamos bien, estaba claro. Tartessos, el Rio Betis, embarcaciones elegantes, arena y más arena para darle emoción.  La civilización tenia que estar próxima.

En el horizonte se adivina una ciudad. Estamos cerca, nos entra la prisa,  apretamos el culo y a darle a los pies.

Y seguíamos aprepando el culo. Ya se podían ver sus casas y oír a sus moradores, su música...

Al parecer algunos del grupo han desaparecido y se deja un retén para intentar que no se descuelguen. Todos sabíamos que esta aventura no estaba exenta de riesgos.
Por fin vemos la primera casa, bueno un poco decepcionante pero al menos tiene un techo para resguardarse.

Y luego, al poco, otra casa. Ésta es peor, solo tiene medio techo para resguardase o para estar a la intemperie según se mire. Así que continuamos adelante.

Y por fin llegamos a nuestro destino. Lo habíamos conseguido, es la gran ciudad Atlante. Estamos en ¡¡LA ATLÁNTIDA!! Hemos encontrado lo que muchos han buscado y no encontraron, o no supieron comprender lo que vieron.
Éste era el secreto. Estamos ante el Tapón del Mar. Por eso La Atlántida era tan codiciada por los Griegos, porque los Tartessos tenían el control del nivel del Mar, si quitaban el tapón, el colosal imperio Griego encallaría con todos sus barcos en el fondo del Mar, pudiendo desencadenar una crisis como la de ahora o peor.

Solo podemos mostraros éstas imágenes, porque a causa de la ley de protección de datos, no podemos mostrar las extraordinarias maravillas que hemos visto, olido y degustado.

¡Ah! Y los integrantes de la expedición que faltaban, aparecieron riéndose. No sé, no nos contaron de qué se reían, pero traían buena cara.

Por cierto, Antonio no volvió con nosotros. Creemos que se quedó con las Ninfas guardianas de las manzanas del Jardín de las Esperides. 


Él sabrá lo que hace...

2 comentarios:

  1. por un momento pense que eras euripides o su primo pero de todas formas mu bonito y entretenido

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  2. Ulises: que buena crónica!!!!!!!

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