miércoles, 30 de diciembre de 2015

LA MAROMA (2.068 m.); una ruta sin controversias.

   En la entrada de la piscina cubierta lo saludé efusívamente.
  —¡Hola Borja! ¿Cómo estás? —le pregunté mientras nos estrechábamos la mano.
   —Bien —dijo él con rostro sonriente—. Deseando hacer alguna ruta. ¿Y tú que tal?
   En ese momento, a la velocidad de la luz, pensé que sería la oportunidad de subir a la Maroma, una ruta que por un motivo u otro, siempre se resistía. 
   —¡De maravilla!, estoy de descanso..... ¿Qué te parece si mañana vamos a la Maroma? —le pregunté a vote pronto.
   —Sin problema —contestó él sin darle muchas vueltas al asunto.
   —Podríamos salir a las siete, desde la plaza de toros.
   —Pues sí —admitió—. Lo pondré en el wasap por si quiere venir alguien más.
   —Perfecto. Entonces hasta mañana a las siete.
   —Hasta mañana.
   No me lo podía creer, habíamos resuelto un planazo, para el día siguiente, en un santiamén, exactamente del mismo modo que resolvieron el lugar del punto más alto de Sierra Tejeda, y su desconcertante nombre, "La Maroma": sin debate, sin polémica, sin oposición....... 

¡Qué la Maroma no tiene un punto definido de máxima altitud!
Sin problema.
 Colocamos el vértice geodésico en un monolito de cuatro metros de altura (que se vea bien),
y solucionado. 
   
   —¿Dese dónde comenzamos la ruta, Manuel? —preguntó Borja.
  —¿Qué te parece si salimos del Área Recreativa Cortijo del Robledal? —le sugerí alegremente después de comprobar, en Internet, que subir a la Maroma, es difícil desde cualquier punto de partida. 
  —Me parece perfecto, sin problemas. 
  Y hasta allí llegamos en coche, recorriendo los cinco kilómetros (mas o menos), del camino forestal que comienza en el km 35,7 de la carretera (A-402), que une Venta Zafarraya y Alhama de Granada.
   
   La Maroma se encuentra al oeste del Parque Natural de Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Pertenece a tres municipios: Alhama de Granada (Granada), Canillas de Aceituno y Sedella (Málaga), y este día de mediados de Diciembre, anormalmente caluroso como el resto del año, se presentó perfecto para coronarla.

Desayunamos junto a esta exagerada chimenea del hotel Los Caños de la Alcaicería. 

   —¿Hacemos la ruta clásica lineal o hacemos una circular? —Le pregunté a Borja—. La circular son algunos kilómetros más, y hay zonas donde el sendero se pierde, pero creo que merece la pena.
   —Pues entonces la circular —contestó Borja sin vacilar.
   —¡Ea!, pues no se hable más.
   Y nos pusimos en camino buscando el viejo sendero que pasa por "Los Barracones" (viviendas que actualmente tienen un uso turístico), hasta el Cerro del Selladero. El sendero, marcado por puntos azules se adentra en el bosque por el Arroyo de Los Presilleros y sube por detrás de las últimas casas de Los Barracones. Está bastante bien definido exeptuando algunos pasos de barrancos en los que hay que estar algo más pendiente para no salirnos de él. Nosotros llevábamos la ruta en el GPS, y de vez en cuando lo teníamos que mirar.


Puro postureo.

   Subimos y bajamos (más subir que bajar) por la ladera de la sierra, cruzando el Barranco de los Jarales, el del Selladero y por último el de Pedro Montes, todos ellos con unas vistas preciosas a la Vega de Granada. Y nos encajamos en un bonito mirador natural, donde fue imposible resistirnos a la tentación de posar ante la cámara. A partir de aquí, desaparece el bosque y el sendero. Pusimos la vista en el Collado de Donabuelo, y nos dirigimos hacia el por donde mejor pudimos. Es el que esta bajo la mano abierta de Sergio.


Sergio muestra con el dedo índice, lo que yo creía que era la Maroma. ¡Qué iluso!  
   
   Una vez en el collado seguimos a la izquierda por la cresta hasta que a lo lejos, muy lejos, pudimos observar el monumental vértice geodésico. Nos separaba el barranco del Arroyo de los Tejos. Lo bordeamos siguiendo la cuerda, y de hito en hito, llegamos a nuestro objetivo.


Igual, este hito está mas alto que la Maroma.   
Foto cumbre; Borja en primer plano, Sergio y yo en el vértice.
   
   La maroma es una cuerda gruesa hecha de fibras vegetales o artificiales, que, los marineros, utilizan para realizar varias faenas de amarre en los barcos. ¿No os parece raro que esta montaña lleve ese nombre? Pues tiene su explicación. 
   En realidad el nombre de la Maroma corresponde a una sima utilizada como pozo de nieve (Sima de la Maroma). Nosotros no la vimos, "lo dejamos" para la próxima vez que subamos (en realidad no tenía ni idea de que existiera). Bueno, tal es la profundidad de esta sima que para bajar con seguridad, se utilizaba una maroma. Y aquí viene la explicación, sólo hay que cambiar la "s" de sima por la "c", un ceceo habitual en Andalucía, y el nombre de un pozo, pasa a ser el de una cumbre por error de pronunciación. Sin polémica, sin disputa y sin discusión. Jajaja. Igual que nuestra ruta.
   Nos hicimos las fotos adecuadas y echamos la vista al sur para admirar La Axarquía y las dos orillas del Mar Mediterraneo, pero un grueso edredón de nubes nos lo impidió. ¡No problem!, también lo dejaremos para la próxima vez que subamos. 


Tan condensadas eran las nubes, que daba la impresión de que se podía caminas sobre ellas.

   La vuelta por el camino clásico, no tiene pérdida, esta bien sañalizada por hitos en la parte superior y por postes de madera el resto del recorrido.
      

Comenzando la bajada.
¡Qué facilidad tienes estas cabras para subir y bajar! ¡Que envidia! 

   Pasamos de los Tajos del Voladero al Mirador del Temple, "saltando", por el Salto del Caballo, y "enumerandonos", por el Contadero. Un paraje impresionante por sus escarpadas paredes y por las sendas, a  veces aéreas, que garabatean, en este caso, nuestra bajada.


Salto del Caballo.
   
  Para el almuerzo, elegimos un hermoso roquedo, al sol, que a los cinco minutos quedo en fría sombra. "No pasa nada". Comemos raudos y, ¡vamonos, que nos vamos!  

Todavía hoy se me repite la morcilla.
   
   Finalizamos la caminata con agradable charlas, pasando por un pinar de repoblación muy hermoso. Todos los pinos, estaban heridos en su parte inferior por la mano del hombre que lo explota de forma sostenida para extraer su resina. El Cortijo del Robledal Alto lo dejamos a nuestra izquierda. Y sin darnos cuenta llegamos al aparcamiento donde el único coche que había, era el nuestro. 
   Los datos nos sorprendieros gratamente, habíamos hecho 18 km. y salvado un desnivel acumulado de más de 2.000 m. en tan solo 6 h. con paradas incluidas.
   Estiramos un poco, subimos al coche y de vuelta para Morón. 
   

  
   —Creo que no vamos bien —comenté despreocupádamente sin apartar la vista de la carrtera—. Ya teníamos que haber llegado a Villanueva del Trabuco y hemos dejado a la izquierda Alfarnate. Esto es mu' raro.
   —¡A ver!, voy a mirar el GPS del móvil —contestó Borja.
   —Esta carretera no me suena —intervino Sergio desde el asiento trasero.
   —El móvil afirma que vamos bien —dijo borja—. 
   —Pues nada pa'lante en algún sitio apareceremos —le contesté.
   Y salimos a la altura de Casabermeja en la autovía A-45, la que baja hasta Málaga desde Antequera. 
   Dimos un rodeo considerable, pero eso sí, sin discusiones, sin porfías, sin oposición y sin controversias.
  



— Fin —








Fotos de Borja y mias.








    

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