miércoles, 17 de febrero de 2016

LA VENTANA (1.298 m.); un soplo de aire fresco.

    ¿Está en la Sierra de Benaoján, o está en la de Juan Diego? No me queda muy claro. Lo cierto es que; el Pico Ventana, está en la porción malagueña del Parque Natural de la Sierra de Grazalema. 
   Las sierras de Benaoján, la de Juan Diego, la del Palo y el curso inicia del Río Guadiaro, que discurre a los pies de sus abruptas laderas, configuran el límite por el sureste, del Parque Natural, haciendo de linea divisoria con la Serranía de Ronda. De este macizo kárstico, nace el pueblo que da nombre a una de las sierras; Benaoján, el punto de partida y llagada de nuestro itinerario; sus casas se extienden por el pequeño valle del Arroyo de Montejaque hasta el Río Guadiaro, formando calles blancas, estrechas y empinadas. Fue Benaoján, junto con la cercana Montejaque, villas que se rindieron a las tropas cristianas en el año 1.485, pero los moriscos que permanecieron en ellas, se unieron a la rebelión de finales de 1.568 y, una vez sofocado el levantamiento, fueron expulsados de sus tierras. El asentamiento posterior, en 1.571, fue distinto al de los municipios de la Alpujarra, ya que se hizo con personas de Ardales, El Saucejo, El Coronil y, no te lo pierdas; Morón de la Frontera, lo que significó la llegada de "un soplo de aire fresco" para los cristianos de la zona. Y para aire fresco y limpio; el que respiramos, en este penúltimo día de Enero, cuando cruzamos Benaoján de norte a sur, buscando nuestro objetivo....

Foto de salida, con Benaoján a nuestra espalda, La Sierra del Algarrobo en nuestras cabezas y 
asomando por la izquierda; el Cerro Tavizna.



   Con ganas de disfrutar y pasarlo bien, en un ambiente festivo-deportivo, aparcamos los coches a la entrada de Benaoján para comenzar lo que resultaría una circular de 14 km., con un desnivel acumulado de 1.600 m., empleando un tiempo de 6,5 h., en el "reino del karst". Y cuando digo "karst"; no me refiero a esos pequeños automóviles monoplazas que carecen de caja de velocidad, carrocería y suspensión, que es lo que parece, ¿verdad?, pues no; me refiero al vocablo alemán, utilizado internacionalmente, que significa: meseta de piedra caliza, que a su vez es una transliteración del topónimo "Kras" (en español "Carso"), que designa una región al suroeste de eslovenia (Meseta del Kras). En resumidas palabras, que no vamos por un circuito de velocidad conduciendo un kart, que tampoco estaría mal, vamos andando sobre una mole de roca caliza, ni más, ni menos. Jaja. Literalmente, fue lo que encontramos cuando salimos por las últimas casas del pueblo, tras cruzar la carretera que va a Cortes de la Frontera, miento, también vamos pisando "terra rossa", hoy transformada en "barro rojo" por la lluvia de la noche anterior, pero este vocablo (terra rossa), lo explicaré mas adelante, ¡qué ya vamos tarde!.
   La senda discurre paralela a la carretera, la cual, vamos viendo de vez en cuando. 
   Pasamos por el lateral de una cancela que se encuentra cerrada, y antes de tomar una curva de casi 360º, que nos llevaría a la carretera, nos desviamos a la derecha (hay que estar atentos), por un sendero que transita la Ladera de Lucas, hasta el Carril del Pozuelo. 

Una pausa, que con tanta palabrería me estoy cansando.... 
...y un vistazo a la ventana que da luz y airea; el Parque Natural de Grazalema.
   
   Cuando el carril empieza a bajar, encaminándose a Cortijo Baldio, nosotros tomamos un sendero a la derecha, marcado con un pequeño hito de piedras (también tenemos que estar atentos), que sube bruscamente hasta enganchar con Las Escaleretas; un antiguo camino de origen árabe, que pasando por los puerto de Corfú y del Correo, llega hasta Villaluenga del Rosario.

Escaleretas solitarias y.....
....Escaleretas rebosantes de alegría.
  Las escaleretas se acaban, y nosotros dejamos el antiguo camino, a la izquierda, para ir tomando altura por la ladera, en dirección norte, al mismo tiempo que bordeamos el final de la sierra. Llegamos a un murete de piedra acompañado de una alambrada, lo seguimos subiendo por donde mejor pudimos, hasta su punto más alto, donde cambiamos de dirección con la vista puesta en el collado que teníamos al frente. 


El panorama se engrandece a medida que subimos.
Polje del Pozuelo de Montejaque.
Subida para el recuerdo, que superamos con nota.

  Llegamos al collado casi exhaustos, pero las impresionantes vistas de la hermosa ciudad de Ronda y la Sierra de las Nieves nos hizo olvidar, en 0,2 segundos, el esfuerzo que habíamos realizado. 
   La subida se suavizo cuando rodeamos Monte Prieto, por la cara de poniente, sin ver, ni por asomo, el pico que nos atraía como un imán. Fue cuando llegamos a una pequeña explanada, que daba paso a un lapiaz piramidal, el momento en que supimos que nuestra diana ya estaba al alcance. Sólo quedaba subir con cuidado, por donde la intuición nos llevara, hasta culminar en el vértice.   
   
Pirámide, de lapiaces o lenares, antes de llegar al vértice geodésico.

   El llegar supuso un momento de alegría, y de "locura" compartida. Nos felicitamos mutuamente y empezamos a gozar del fabuloso paisaje, a 360º, que el emplazamiento nos regalaba. Por un lado, teníamos, casi la totalidad del P. Natural de la Sierra de Grazalema, y por el otro, Ronda y su serranía. 
   
Las fotos no hacen justicia, ni por asomo, de lo que desde allí se ve. Hay que subir para verlo.
   
   Nos hicimos todas las fotos del mundo mundial, y por supuestísimo, la foto cumbre no podía faltar.

En lo más alto; Ana, junto a ella; Alicia y Gabi,
en el siguiente escalón de izq. a dech.; Jorge, Toñi, Vero, Susana, Yolanda y un servidor,
 y abajo de izq. a dech.; Baldo, Manolo y Juan.
La foto-cumbre de las chicas, se está convirtiendo en todo un clásico.

  Hay quien dice por ahí, que: "todo lo que sube; baja", y eso es lo que nosotros hicimos después del momento de gloria. Jaja. 
  Descendimos, sin camino definido, sobre lenares afilados y resbaladizos (estaban mojados), por una pendiente bastante pronunciada al comienzo, para pasar, seguidamente, por dolinas de todos los tamaños a medida que nos acercábamos a la Sierra de Juan Diego.  

¡Qué resueltas son estas mujeres de Sierra Sur¡
Al fondo, la ventana que le da nombre al pico.
   
   Pasado el momento de "gloria", no tardó mucho en llegar el momento "mundano" del condumio. Envueltos por paredes rocosas, asentamos nuestras posaderas en lo que parecía un encerradero de ganado, y frente a nosotros teníamos la ventana de la sierra, abierta de par en par, permitiendo que entrara la luz clara y luminosa, y el aire fresco y limpio, de un día extraordinario.
   

El momento perfecto para las charlas distendidas.

   Aprovechado la sobremesa, y sobre todo, teniendo ante nosotros este maravilloso paisaje; el "reino del karst" (ya sabemos que no es un cochecito), voy a tomarme una licencia, e intentar explicar el significado de algunas palabras que han aparecido y, seguirán apareciendo, a lo largo del relato, como; lapiaces, dolinas, torcas, uvala, poljes, etc... Partiendo de la base de que todas las rocas, en cierta medida, son solubles al agua, nos centramos en el caso particular de la caliza. Todo empieza, cuando el agua de lluvia se impregna con el anhídrido carbónico de la atmósfera y le suma el dióxido de carbono que adquiere cuando discurre por la roca. Este agua, ahora ligeramente ácida, reacciona con el carbonato cálcico, formando bicarbonato, que se disuelve facilmente en el agua. Disuelto el principal compuesto de la roca, quedan los restos de sedimentos, arenas y arcillas, es decir; la "terra rossa", la tierra roja (para que nos entendamos), que decíamos al comienzo. A este proceso de disolución se le denomina; Karstificación, al principio son un conjunto de pequeñas acanaladuras u orificios tubulares llamado; Lapiaz o Lenar, su evolución genera en la Dolina; que es una depresión circular o elíptica, de diámetro variable, que van desde unos pocos metros, hasta medio kilómetro, su centro se encuentra relleno de terra rossa, producto de la descalcificación. El proceso evolutivo continua con la Uvala, que puede alcanzar hasta 1 km. de diámetro y es una verdadera zona colectora de agua, al igual que el Polje; la forma más evolucionada de la uvala, suele ser de forma alargada y tiene una longitud mínima de 2 km,. Existen más formaciones, como; los valles ciegos o las gargantas, todas en el exterior, pero hay que saber que la karstificación también se produce en el interior, formando; cuevas, grutas, simas, estalactitas, estalagmitas, etc, etc, etc. También tengo que decir, que la transformación lleva produciéndose mas de 150 millones de años. ¡No ha llovido nada desde entonces! Pero hoy no hay previsión de lluvia, y continuamos la bajada hasta que encontramos una alambrada sin cancela, ni nada que se le parezca, hay que saltarla o pasar por debajo. Yo creo que esta valla separa la Sierra de Benaoján, de la Sierra de Juan Diego. 

El acusado desnivel, lo accidentado del terreno y la roca mojada, dificultó mucho la bajada. 

 
  Nuestros paso nos llevarían al Torcal del Romanadero por un camino desdibujado que íbamos reinventando a cada metro. 
   Pasado el torcal, entramos en una gran vaguada, dejando a nuestra derecha dolinas de gran tamaño y fuimos descendiendo, poco a poco, por un entramado laberíntico de caminos de ganado, con la única intención de llegar lo más recto posible, a la zona conocida como; "Canchuelo".
 
Torcal o Karst del Romanadero
Impresionantes torcas, uvalas y dolinas. 
   
   Por pequeñas sendas, marcadas con arcilla roja, íbamos escuchando las difusas palabras que el gentío vocalizaba, desde las ultimas casa, o primeras, para nosotros, del pueblo de Montejaque. 
   Bajamos por el Tajo del Canchuelo hasta la Vereda de la Fuente de Líbar, y tomamos a la derecha para entrar en el pueblo por la calle del Tajo.

En fila india bajamos por el Tajo del Canchuelo.
¡Qué hermosa postal nos regaló la tarde al llegar a la Verda de la Fuante de Líbar!
Parada en la Fuente del Pilar.
Residentes de la fuente.
   
   Atravesamos Montejaque por sus hermosas calles, de clara descendencia árabe, pasando por la puerta del ayuntamiento en dirección a la carretera que nos llevaría a Benaoján.



Plaza de la Constitución.
   
   Por el arcén derecho de la carretera paseamos muy entretenidos, examinando las vías de escalada y observando los puntos de anclaje que hay colocadas en la pared, incluso nos entretuvimos para ver como se desenvolvían una pareja de escaladores.
   

Vías de escalada al pie de la carretera.

   El colofón del día, tuvo lugar en la Cafetería-Bar Palma, donde las batallitas y las risas no faltaron en ningún momento, más o menos, como viene siendo costumbre en todas nuestras salidas; oficiales..... y no oficiales.... aunque de las oficiales ya casi no me acuerdo. 


Gentileza de nuestra amiga Alicia.
   
   De todos es sabido, que el papel principal de una ventana, es dar luz y permitir la entrada de aire, y eso es, precisamente, lo que nuestros jóvenes compañeros Ana y Gabi aportaron en esta ruta. Ellos con su fuerza y juventud son los que verdaderamente dan "un soplo de aire fresco" a nuestro modesto club: Sierra Sur. Gracias a los dos.
   También quiero agradecer a Manolo, amigo de Vero, su agradable compañía, esperando tenerlo muchas veces entre nosotros. 
         
   


Gabi y Ana, 
no olvidaros que una "ventana"
abre un mundo infinito de posibilidades.

Fin




4 comentarios:

  1. muy buena y bonita manuel, la leccion increible de datos un trabajo bastante currado gracias otra vez compañero

    ResponderEliminar
  2. Enhorabuena Manuel por esta magnífica crónica,detallada hasta el punto de hacerme vivir la ruta pese a no haberla realizado, estupendo relato!!!.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fernando, viniendo de ti es todo un elogio. Tú, seguro que la hubieras detallado y adornado mucho más. Yo continuaré aprendiendo poco a poco. Gracias por tus palabras.

      Eliminar