jueves, 30 de diciembre de 2021

El Torrecilla (1.919 m.) Parque Nacional Sierra de las Nieves; no es lo que vimos, que también, sino lo que sentimos.

   Ya saliendo de Ronda por la carretera que va a San Pedro de Alcántara, la A-397, Juanlu, Ana, Paco y yo, los integrantes del grupo, pudimos ver la "montera de terciopelo gris" que cubría las cumbres mas altas del recién nombrado Parque Nacional Sierra de la Nieves (desde julio de 2021), condición meteorológica que no doblegó, lo más mínimo, las muchas ganas que teníamos de tomar contacto con esa sierra, siendo nuestro objetivo subir al Torrecilla, pasando por el tajo del Canalizo, Peñón de los Enamorados, las cadenas del barranco de las Carnicerías y la cañada de Foncaire. La vuelta estaba prevista por la cañada de las Ánimas.    

   Comenzamos la ruta en el Área Recreativa de los Quejigales, donde llegamos en furgoneta por el carril forestal que parte del km 13 de la ya mencionada A-397, un camino forestal que está en pésimas condiciones (he leído que se va a invertir e intervenir para adecentarlo). Y lo primero que sentimos al bajarnos de la furgoneta fue el frio (un grado), frio que acompañado del fuerte viento de levante, hacía que la sensación térmica fuera de varios grados menos. También sentimos en la cara el agua en forma de llovizna que comenzaba a caer en ese preciso instante. Iban apareciendo los elementos climáticos propios de estas fechas que dan singularidad y carácter a esta Sierra de la Nieves, y que marcarían una jornada única e inolvidable.

Ana y Paco, tomando un primer contacto con el ambiente.

   Para empezar, subimos por el carril del Sabinal, dejando a la derecha el puente donde comienza la subida al Torrecilla por la Cañada del Cuerno, y más adelante, también a la derecha, dejamos el monolito homenaje a Frasquito Molina "Frasquito el Guarda", la Cañada de Enmedio y la entrada para subir por la Cañada de las Ánimas. El carril y el sendero quedaron atrás, y una pequeña senda y algunos hitos guiaban nuestro pasos por el pinsapar de los Hoyos de la Caridad (la zona más baja de la Cañada de las Ánimas), un bosque donde sentimos el influjo de la naturaleza salvaje, donde la llovizna dejó paso a la niebla, y pinsapos de gran porte, que flanquean la senda, se difuminaban en las alturas. Ante nosotros un bosque silvestre y bucólico que nos hacía olvidar, por momentos, las sensaciones físicas para despertar nuestras emociones. Al pasar por la Cueva del Manijero o Cueva Oscura nos entraron ganas de meternos y no salir hasta que mejorara el tiempo (es broma), no era posible, pero pensamos que sería un buen lugar para pasar la noche en el caso de hacer una ruta de más de un día.

El que está mas alejado es Juanlu; guía, promotor de la ruta y presidente del club Sierra Sur. 

Por el abrupto pinsapar de los Hoyos de la Caridad.

A nuestro paso pudimos ver y sentir estos grandiosos pinsapos

Una sendero con magia.

Un bosque que engancha emocional y físicamente, jeje. 

Paco en la entrada de la Cueva del Manijero o Cueva Oscura 

Algunos claros dejaban ver el Tajo del Canalizo.


   Pasado el bosque encantado de los Hoyos de la Caridad se nos presentó la subida del Tajo del Canalizo. Ni siquiera nos asomamos a él. Las condiciones climatológicas empeoraron; el viento arreció con fuerza, la lluvia aumentó y la niebla se hizo mas compacta, menos mal que "San GPS" nos llevaba por el buen camino. Ahora, escribiendo esto, sé que llegamos al puerto del Canalizo, que subimos por el camino de la Lastra hasta el llano de la Gotera pasando por la Umbría de Galván, y que conectamos con el sendero PR-A351 (Puerto Saucilla-Torrecilla) en el Ventisquero. Nosotros en aquel momento no vimos nada....pero lo sentimos. 

Subiendo al puerto del Canalizo.

A mal tiempo, buena cara....eso dice el refrán.

Curioso pinsapo creciendo a lo ancho, que no es lo normal.

   
   Por el sendero PR-A351 teníamos la intención de desviarnos para subir al Peñón de los Enamorados y recrearnos con sus vistas desde sus 1.748 m.s.n.m., pero por las condiciones climatológicas en la que nos veíamos inmersos....también desistimos, ni siquiera vimos el peñón al pasar junto a él, tan sólo lo vimos al volver la vista en un guiño que nos hizo la niebla. Por cierto, existe una controversia con el nombre del Peñón de los Enamorados. Según el desaparecido científico y ex alcalde de Ronda D. Julián de Zulueta, por error de transcripción, el Torrecilla o la Torrecilla pudo ser el topónimo del Peñón de los Enamorados, ya que dese cualquier punto desde donde se observe tiene forma de torre. Es una duda razonable, teniendo también en cuenta que en algunos escritos el Torrecilla aparece con el nombre de Cerro de las Plazoletas. Yo me lo creo, porque al ser tantísimos datos como se manejan, los errores a la hora de confeccionar los planos están a la orden del día.

¿Peñón de los Enamorados? Ahora sí

Sima de los Enamorados.

      
   Dejamos el sendero que nos llevaría al Pozo de la Nieve y al Puerto de los Pilones, no sin algún que otro problema de orientación, y tomamos el sendero que recorre la cabecera de la Cañada de las Grajas por el nacimiento del Arroyo de las Carnicerías, todo ello bajo un manto de nubes bajas que daban al parque un aspecto fantasmal. En ese momento sentimos un poco de temor, pero era a lo desconocido, no al paisaje, que en esas condiciones tiene un encanto especial, sobre todo cuando pasábamos junto a los durmientes quejigos, al igual que también tienen un "encanto especial" los piornos, los enebros de hojas punzantes y las aulagas que tuvimos que salvar antes de llagar a las Cadenas.

Los pinsapos dejan paso a los quejigos de alta montaña

En estos momentos la naturaleza....se siente.

Fuente de la Víbora.

Paso por las Cadenas.
  
   
   El paso por las cadenas nos trasladó a la cañada de Foncaire, otro reducto de épocas frías del cuaternario, otro bosque de abetos primitivos impropios de estas latitudes. Cuando pasamos bajo ellos, y a pesar de no estar lloviendo, oímos, sentimos y vimos como el agua caía sin cesar; es la llamada lluvia horizontal, es la capacidad que tienen estos bosques de descargar la humedad de las nubes, es un efecto extraordinario e imprescindible para mantener y hacer crecer de forma espontanea nuevos pinsapos que,  junto a los muchos plantones que vimos ya creciditos, van asegurando la continuidad de esta reliquia botánica. 
   Ensimismado con la lluvia horizontal, con la melodía de las ramas movidas por el aire, con los chascarrillos y los cotilleos sobre las últimas noticias del pueblo, fuimos subiendo sin prisas y sin pausas por la ladera que nos encaminaba a la cima del Torrecilla. 

Reliquias del pasado.

Por la Cañada de Foncaire.

Los nuevos pinsapos solo crecen de forma espontanea en estas latitudes. 

   
   Al hollar el Torrecilla las nubes persistan. Nos sentíamos contentos de haber llegado pese a las adversidades y pese a no tener las buenas vistas que el sitio ofrece un día despejado. Nos felicitamos efusivamente e hicimos la foto de grupo. Tímidamente el tiempo parecía ir mejorando y decidimos comer....¡que falta nos hacía! Mientras comíamos llegaron dos "Papas Noel" (las únicas personas que nos encontramos en todo el camino), y al poco, el cielo se despejó. Yo creo que fueron ellos los que nos hicieron el regalo de que saliera el sol en ese momento tan particular y especial para nosotros.

Foto cumbre al llegar.

Disponiéndonos para comer.

¿Estábamos en el cielo?

A la derecha se ven los dos "Papas Noel"

Sol, nubes y montañas; un paisaje espectacular.

El mismo día, media hora después.

  
   Nos regocijamos todo lo que pudimos en la cumbre, sintiendo el calor del sol que secó un poco nuestra indumentaria y nos dispusimos a bajar hasta el Pilar de Tolox. Las nubes volvieron a envolverlo todo, pero antes de llegar al Puerto de los Pilones el sol volvió a despejar la montaña y nos ofreció otro espectáculo visual. Otro regalo de los Papas Noel, que al adelantarnos iban despejando las nubes a su paso. El caso es que nos quedó un ocaso de película....y a las fotos me remito.

Pilar de Tolox.

Tritones el el Pilar de Tolox.

Vírgenes y altares en las oquedades. Creo  que se están multiplicando.

El cielo se despejaba por momentos.

Momentos inolvidables.

El Torrecilla.

La niebla desapareció.

Precioso ocaso el que vimos en el Puerto de los Pilones.

    
  Desde el Puerto de los Pilones tomamos el sendero de la Cañada del Cuerno. Bajamos a paso ligero, pero con precaución, hasta el área recreativa. La noche nos pilló justo llegando. Habíamos aprovechado nueve horas de luz en uno de los días mas cortos del año, recorrido 22 km. y superado un desnivel positivo de 1.400 m. Nuestro atrevimiento nos llevó a vivir un día inmersos en las condiciones climatológicas que han propiciado la supervivencia de una auténtica joya botánica, un "tesoro" que junto a algunas poblaciones existentes en Marrueco, es único en el mundo: el Abies pinsapo, el "niño mimado", del nuevo Parque Nacional Sierra de las Nieves. 
  Ya en la seguridad de la furgo, por el penoso camino de vuelta hasta la carretera, cuando los pensamientos comienzan a traer a la memoria los momentos vividos, sentimos (creo hablar también por mis compis) que habíamos vivido la esencia del Parque. 

Es que sentimos lo que sentimos porque lo sentimos, 

y se acabó.




 

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