lunes, 12 de noviembre de 2012

SUBIDA POR LA VEREDA DE LA ESTRELLA AL MULHACÉN, LA ALCAZABA Y VUELTA.


Bueno, aquí os traemos nuestra pequeña aventura que llevamos a cabo el pasado 13 de septiembre. Después de unos días decidiendo las distintas opciones que teníamos Arcadio y yo para faltar a nuestras respectivas obligaciones, tanto de trabajo, como familiares, no tuvimos más remedios que idear una ruta que se adaptase al escaso tiempo que tendríamos para llevarla a cabo, un día.


            Decidimos salir en cuanto yo acabase de trabajar, que a la postre no fue nada temprano, cerca de las doce y media de la noche, y gracias a Arcadio que me echó una manita para recoger el bar.

            Mientras todos los moroneros se engalanaban para presenciar el encendido del alumbrado de feria, nosotros nos preparábamos para una ruta que mi amigo Arcadio había denominado como “locura” ó “barbaridad” la verdad que no me acuerdo bien.

             Y la decisión de hacerla la había tomado después de escuchar a nuestro amigo Juan, el cual estuvo una tarde hablándome de las mejores rutas y caminos que el conocía en sierra nevada. La primera opción que yo tenía era pasar un par de días en sierra nevada, así que Juan me preparó una ruta para que conociese el Mulhacen y la Alcazaba. La ruta empezaba en Güejar Sierra, ascendía por la Vereda de la Estrella hasta llegar a la laguna de la Mosca, desde la laguna subiría por el collado del ciervo hasta el refugio de la Caldera, lo dejaría atrás para llegar al refugio de Poqueira, el cual oferta cama y comida, y yo no quería cargar con mochila, saco, utensilios para pasar la noche por allí, así que el refugio de Poqueira era la mejor opción, tan solo cargaría con agua, geles y alguna barra energética para el camino. Pasaría la noche en el refugio y por la mañana ascendería al Mulhacen , Alcazaba y de vuelta a Güejar , por el mismo camino, laguna de la Mosca y vereda de la Estrella. Que buen plan tenía para conocer aquella zona, pero al final preferí hacer una ruta con mi amigo, aunque sólo tuviésemos un día para ello.

             Y yo como no conocía la ruta pensé que hacerlo todo en el mismo día era posible, tan solo llevaríamos una pequeña mochila con camelback y una riñonera, en las cuales llevaríamos 3 litros y medio de agua, dátiles, “orejones” (preguntad a Juanlu que coño es eso), geles y barritas energéticas, al final también llevamos un par de bastones. Los cuales me vinieron muy bien para la subida de la Alcazaba.

                  La ruta final quedó así: GÜEJAR SIERRA-VEREDA DE LA ESTRELLA-LAGUNA DE LA MOSCA-ALCAZABA-MULHACEN y vuelta por el mismo camino. Unos 41 kilómetros de recorrido con un desnivel positivo acumulado de 3300 metros y otros 3300 metros de desnivel negativo acumulado. Una “barbaridad” según mi compañero de viaje.


               Como ya dije antes salimos de Morón sobre la una de la noche, dirección Güejar Sierra, sin tener ni idea de donde estaba, pero llevábamos el gps, no había problema. Conseguimos encontrar el restaurante que Juan nos había dicho, donde se empezaba la vereda de la Estrella a eso de las 4 y media de la noche. Arcadio estaba frito y yo tampoco estaba muy despierto que digamos, así que decidimos descansar un poco hasta las cinco y media, una horita que nos hizo bastante bien.

               Nos despertamos con mucho sueño, huelga decirlo, pero haciendo de tripas corazón nos ponemos en marcha, comemos algo dentro del coche (hace bastante rasca a esas horas ), empezamos a cambiarnos ,preparar lo poquito que llevábamos y revisarlo.Ya preparados, solo nos queda el GPS, no va a ser fácil. No tuve tiempo de descargar del wikiloc alguna ruta que transcurriese por la Vereda de la estrella, sabíamos que desde ese parking se salía, pero ¿ por dónde?, era de noche y no se veía absolutamente nada de nada, por mucho frontal que llevásemos.

                Nos decidimos por un carril evidente que nos acerca hasta la orilla del río Genil, pero no hay nada que nos permita cruzarlo sin meter nuestros secos pies en el agua, esta claro, que tenemos que cruzarlo porque Juan nos dijo que la Vereda de la Estrella transcurre por la derecha del río, pero ¿por dónde?. Después de cinco minutos haciendo el lelo de arriba para abajo, nos decidimos a saltar por unas piedras y empezar a buscar la senda que nos llevase a la Vereda de la estrella. En cuanto cruzamos subimos un repecho y allí estaba, sólo teníamos que seguirla. Un poco perdidos si que íbamos , ninguno de los dos habíamos pasado por allí y de noche todo eran dudas, sobre todo cuando el sendero se alejaba un poco del río o aparecía algún tipo de bifurcación. Después de andar unos 25-30 minutos, decidimos que ya estamos listos para empezar a correr, por supuesto todavía es de noche, pero nos quitamos la poquita ropa de abrigo que llevábamos, la guardamos, bueno más bien la adecuamos a lo que teníamos, y nos pusimos a correr.Los primeros minutos de carrera os lo podéis imaginar, no se veía a más de dos metros, el fresquito todavía se notaba, y mi frontal para más INRI se me caía, al final decidí correr con el frontal en la mano alumbrándonos el camino, porque el de Arcadio era muy ergonómico pero alumbraba un área aproximada de 20 o 30 centímetros cuadrados.

                Por supuesto que la vereda de la estrella discurre por un paraje fantástico, pero eso quedaría para descubrirlo unas horas más tarde porque hasta que empezó a amanecer nos perdimos un par de veces, y mira que la senda a seguir es bastante clara (de día). Pero nos vino bien, porque en una de ellas nos pegamos un calentón bueno subiendo un gran desnivel en la dirección opuesta, y gracias a dios que empezó a clarear y vimos por donde transcurría la vereda de la estrella desde donde estábamos, si no, no se hasta donde hubiésemos llegado.   El amanecer fue perfecto, correr por este paraje natural, de verdad que es mucho más de lo que uno puede imaginar aún cuando nos habían hablado sobradamente de su belleza. Además nuestras fuerzas seguían intactas todavía, los entrenamientos parece que sirven para algo. Al cabo de los kilómetros, empezamos a buscar la cueva secreta, que era el sitio que teníamos como referencia para desviarnos hacía la subida a la laguna de la mosca, al poco ya podíamos divisar la magnifica vista que nos deparaban el Mulhacen y la Alcazaba, que cerquita quedaba a la vista. Ahí lo teníamos, pero cuanto nos quedaba aún, en el camino de la vereda nos encontramos hitos, pero la verdad que no demasiados, aunque algunos aprovechaban muy bien el entorno del lugar.


         Nuestra idea de tiempo que necesitaríamos para alcanzar la laguna de la mosca era de unas 4 horas, pero teniendo en cuenta la media hora que estuvimos andando para calentar un poco y encontrar el camino correcto, más el par de veces que nos perdimos hicieron que nos replanteáramos los tiempos. Encontramos no sin pocos titubeos, en cuanto al camino por el que seguir, la cueva secreta, lugar clave de nuestra ruta, para meternos de lleno a encarar el primer desnivel de cuidado, hacía la laguna de la mosca.

          En este lugar tendríamos que cruzar el río que habíamos llevado siempre a la izquierda, para meternos en otro valle.Como podéis observar no era muy favorable la pendiente para correr. Además nos cruzamos con un par de chicos que bajaban, después de hacer noche en la laguna de la mosca, que ya nos advirtieron que la pendiente empezaba a ponerse dura. Aquí empezamos a buscar los dichosos hitos que marcan los senderos, que fácil es seguirlos cuando va uno hacia abajo, y que complicado se hacen cuando subes una pendiente fuerte. Total que Arcadio tomó la decisión salomónica de cortar por lo sano con el tema hitos, sabíamos donde estaba la laguna, y como estábamos un poco cortos de tiempo, lo más sencillo era tomar la ruta más directa, o sea, nada de zigzaguear. Muy bueno para ir más rápido, pero os podéis imaginar el tema, para los cuadriceps, como es.


Pasaban por estos momentos unas tres horas desde que salimos, y ya tocaba injerir algo sólido, Arcadio saca parte de nuestro menú, dátiles, comemos un par de ellos y a seguir.

          Ahora que escribo estas líneas, intento recordar las sensaciones de cuando transcurríamos por estas pendientes, y tengo la certeza de que ninguna tenía nada que ver con la fatiga del camino, ni la dureza de la misma, nuestras conversaciones mientras subíamos eran sobre cosas cotidianas y lo que nos depararía la jornada. Lo que muestra lo que disfrutamos del día y del camino.

           Cinco horas y quince minutos muestra el cronometro de mi reloj, alcanzamos la Laguna de la Mosca, magnífico lugar y mas fantástico aun de lo que se aprecia en cualquier foto, el lugar te hace disfrutar a través de la vista, en sus aguas se reflejan la cara norte del Mulhacen, el verde que rodea la laguna es intenso por el sol que brilla ya en lo alto, te hace disfrutar a través del calor que te da el sol en ese lugar tan alejado después de aguantar su ausencia por empezar a tan temprana hora de la madrugada y por supuesto lo disfrutas por la gran fuerza de voluntad que hay que tener para “cascarse” mil metros de desnivel hasta llegar a allí. ¿Qué quiere uno más?


            Pues esa respuesta se presentaba allí delante de nosotros, la cara norte del Mulhacen. Arcadio y yo bebemos un poco, comemos algo y empezamos a decidir que camino tomar y cuales serían nuestros objetivos, está claro que queremos llevarnos los dos picos Alcazaba y Mulhacen, pero la ruta a seguir hay que tenerla clara para elegir la mas rápida posible, imaginaos tomar esta decisión sin haber pisado ninguno de los dos aquel lugar en otra ocasión. Observamos el collado del ciervo, ruta más usual para subir al Mulhacen,

            Arcadio si conoce la ascensión por esa ruta, pero opina que descender el Mulhacen y buscar la Alcazaba nos llevará mucho tiempo, además luego tendríamos que desandar nuestros pasos para bajar por el collado del ciervo hacia la laguna. Al instante Arcadio me comenta que existe un canuto por el que Juan había subido en alguna ocasión para ascender al mulhacen por la cara norte. Pero desde allí no es fácil encontrarlo. Preguntamos a varios montañeros que acaban de despertarse allí en aquel magnifico lugar, por si saben de la existencia de ese paso hacia el mulhacen, nos contestan que sí lo han oído, pero que no tienen ni idea de por donde es. No hay más que hablar, el camino más corto siempre fue la línea recta, al igual que el camino más largo entre dos puntos, como afirmó Murphy, es el atajo.

Arcadio me comenta que una vez en el collado que está entre el mulhacen y Alcazaba podríamos continuarlo para así hacer la cima de la Alcazaba en menos tiempo, y después lanzarnos hacía el mulhacen y bajar por el collado del ciervo hasta la Laguna de la Mosca.

Decidido el camino, Arcadio se mete en la laguna, comenta que un baño de agua fría hará bien a los músculos, yo de momento tan solo lo observo, pero en cuanto se sumerge con tanta tranquilidad, pienso que tampoco está tan fría y no puedo desaprovechar aquel baño en tan precioso lugar, me despojo también de la ropa y para el agua. Arcadio en cuanto salimos le pide a uno de los montañeros que estaban allí, que por favor diese fe de aquel baño, haciéndonos una foto, tan solo tapándonos con nuestra querida bandera del club.


Se acabó la parada, que llevamos prisa, nos vestimos y a correr. Tal como vamos corriendo intentamos decidir cual sería el canuto que nos llevaría a lo alto del collado.



          La verdad que nos metemos en uno de los canutos que nos pareció mas accesible para llegar al collado, el paso es espectacular y nos evitará algunos metros de más. Pero la dureza también se nota, está claro que el día ya empieza a mostrarnos lo que nos queda de jornada, Arcadio ya utiliza los bastones para ayudarse, y yo, que no tengo, empiezo a meditar comprar unos.

             Cuando miramos las fotos y videos dentro del canuto, al acabar la jornada, las comparamos con las que tenía Juan y pensamos que cogimos exactamente el mismo paso que el. La dureza se hace notar, pero ir desprovisto de grandes mochilas cargadas, nos ayuda a recuperar en cortos espacios de tiempo. Cuando llegamos arriba descubrimos las siete lagunas, y una preciosa vista.



          Cierto es también que mucho agua no tenían, pero allí estábamos en medio de los picos que coronarían nuestra ruta, de un lado el Mulhacen.


                 Y del otro La Alcazaba con ese precioso collado que llevaba a ella


             Aquí nos encontramos con el dilema de cual era el pico de la alcazaba, estaba claro que el pico más alejado es La Alcazaba pero la vista desde allí nos causaba duda porque parecía la primera la de mayor altura, el gps nos marcaría la altitud y como nos pillaba de camino tampoco le dimos más vueltas al asunto, si no era el primero habría que llegar al segundo.

       Empezamos a andar y al poco tiempo nos encontramos algunos desniveles a salvar algo comprometidos, vamos, que había que ayudarse con las manos para bajar, seguimos con mucho cuidado hasta que nos topamos con un cortado que no podemos superar de ningún modo. Hay que cambiar la ruta y no teníamos ni la más pajolera idea de cual era. Después de unos minutos decidimos bajar a las lagunas, las distancias en esas alturas cambian bastante a nuestra percepción, porque hasta que llegamos a la última laguna para subir hacia la Alcazaba, tardamos cerca de 45 minutos, un recorrido que a primera vista habíamos estipulado en unos 15-20.

             Al transcurrir este tiempo decidimos que ya podemos afrontar la subida a la Alcazaba, o no, porque no sabíamos si era el pico , nos habíamos separado bastante de nuestro objetivo pero la verdad que la nueva ruta nos mostraba pendientes mucho más tendidas de lo que esperábamos.
Aquí la verdad que yo pasé un mal rato, el cansancio, el tiempo que llevábamos, o que me tocaba, pero la ascensión se me hizo eterna, andar por las piedras sueltas me comió un poco la moral, aquí incluso le pedí los bastones a Arcadio para ver si me venían bien, me explicó un poco como andar con ellos y me concentré en poner el pie derecho delante y mano izquierda adelante así hasta la cima.


       Durante el camino hasta la alcazaba creo que no pise ni una sola piedra que estuviese “amarrada” al suelo, esta palabra hizo reirme bastante cuando Arcadio la utilizó para referirse a lo poco estable que era andar por allí arriba. Y sucedió que después de un buen rato estábamos en la cima de la Alcazaba.

        Arcadio y sus problemas con la banderita, yo lo de morderla no me pareció lo mejor, teniendo en cuenta que esa misma banderita fue la que utilizamos para taparnos en la laguna de la mosca sin ningún tipo de ropa, pero para Arcadio sacar la foto con la bandera del club era importante.

           Para mi fue algo menos complicado, tuve suerte con las ráfagas de aire en la cima, supongo, lástima que no hubiese nadie para hacernos una foto juntos, después de la paliza que nos habíamos dado hubiese sido un bonito recuerdo.

Comimos algo, y a mi particularmente me vino muy, porque la comida (ya sabéis, geles y barritas) y quizás la motivación de haber llegado hasta allí, transformaron en fuerzas las malas sensaciones que tuve durante la subida.

Y desde la Alcazaba teníamos la perfecta visión del Mulhacen, había tiempo, teníamos que darnos prisa, pero corriendo hacía abajo nos adelantaríamos muchísimo, y por supuesto no daríamos el rodeo que habíamos dado para subir hasta allí. Cuando vas hacia abajo es más fácil seguir los hitos, y al bajar nos encontramos con la ruta que había que seguir para no dar el rodeo que nosotros hicimos, para la próxima aventura estará bien saberlo.

Al reanudar la marcha corriendo, recuperamos las buenas sensaciones y recargamos las pilas para afrontar el último tramo de subida del día, desde la Alcazaba seguimos los hitos hasta bajar a la última de las siete lagunas, imagino que tendrá nombre ,pero yo no tengo ni idea cual es. Desde allí subiríamos al collado por el que habíamos llegado desde la laguna de la mosca y siguiendo el perfil del collado encararíamos la subida al mulhacen por la cara norte, que nos daría más facilidades para alcanzar la cima.

Pero una vez más no seguiríamos el plan que teníamos preparado, desde lejos decidir un camino es fácil , pero a la hora de seguirlo sin hitos ni marcas concretas ninada característico del que ayudarte, te lleva a error. Así que cuando nos dimos cuenta estábamos de nueva siguiendo la línea más recta hacia la cima.

Y os aseguro que si las piedras por allí arriba no estaban amarradas, por aquella ruta menos aún, sumémosle que el desnivel era mucho mayor del que pensábamos, y que el tamaño de las piedras eran muy pequeñas, aquello se convirtió en una subida en la que con cada paso que dábamos bajábamos más de lo que avanzábamos, así que empezamos a utilizar las manos para que la ascensión fuese algo más rápida.
Arcadio buscaba el camino por donde más pequeñas eran las piedras, yo por el contrario encontraba mayor fiabilidad en las más grandes, un resbalón por allí podría hacer que acabásemos dándonos un baño en alguna de las siete lagunas que se veían por allí abajo.

El último tramo hasta la cima fue bastante reconfortante, la ascensión se realizaba utilizando los brazos, lo que hacía darnos una mayor confianza a la hora de avanzar, y un gran descanso a las piernas, yo propuse esta ruta como V- en la escala de dificultad.

  Llegamos arriba, se acabó el desnivel positivo por esa jornada, nada más y nada menos que unos 3300-3400 metros. Desde allí arriba, la perspectiva cambia bastante, ya no se encuentra uno tan cansado, y empieza a ver tan solo las buenas sensaciones del día olvidando cualquier penuria o problema. El esfuerzo mereció la pena.

            Como bien me había dicho Arcadio, en la cima del Mulhacen podríamos hacernos una foto juntos, es muy raro encontrarse solo en ella, y así fue, nos encontramos a una pareja de extranjeros que gustosamente nos hizo la foto, Arcadio les previno de que bajasen pronto porque las nubes asomaban cerca de la cima, y la niebla podía dificultar la bajada.Habíamos alcanzado la meta propuesta, una gran satisfacción para los dos, ahora quedaba lo menos duro de la jornada, descender un desnivel de 2500 metros camino al coche. Además ya todo era más sencillo, El camino ya lo conocíamos y no era complicado, podríamos bajar a buen ritmo, estimábamos que unas 4 horas nos llevaría la vuelta.

A correr se dijo, desde la cima fuimos en dirección al refugio de la caldera, antes de llegar nos desviaríamos hacia la derecha para desde el collado del ciervo bajar a la laguna de la mosca.No creáis que la bajada nos dio tregua, porque teníamos que llegar antes de que el sol se fuese, ya que el frontal colgado en mi mochila de mala manera, se rompió, así que teníamos que darnos algo de prisa, aunque todavía quedaban horas de sol suficientes.

         Bajando hacia la Laguna de la mosca me hice la última foto de despedida, se acabó lo bueno. Arcadio sufrió las inclemencias de las bajadas y tuvimos que hacer andando varios tramos, que se le metieran chinos y tierra en los deportes hacia que la bajada no fuese nada placentera. Cuando llegamos a la cueva secreta, decidimos prepararnos para correr los últimos kilómetros, nos sacamos las dos toneladas de arena de los deportes y a seguir, hacía 12 horas que habíamos empezado la jornada y todavía podíamos correr, la vereda de la estrella de vuelta es mucho mejor que hacia arriba os lo puedo asegurar,  aunque a falta de dos kilómetros o tres decidimos parar de correr y seguir andando, no queríamos que en el último tramo nos provocase alguna lesión de la que acordarnos en las semanas venideras.
        Encontramos sin dificultad el puente que daba al aparcamiento donde teníamos el coche perfectamente, cosa que de madrugada fue imposible.

       Ahí lo tenéis, 13 horas 24 minutos 41 segundos fue lo que tardamos en realizar nuestra ruta, nos damos un gran abrazo y nos felicitamos mutuamente, ha sido una jornada larga, pero ha merecido la pena.

        Y pensaréis que aquí se acabo todo, pues no, después de hartarnos de pasta que teníamos preparada mientras estábamos con las piernas metidas en las frías aguas del río Genil, nos quedaba la vuelta a Morón en coche, eso sí, iríamos sentados al menos.

        Paramos a comer en una gasolinera todo lo que fuimos capaces de engullir y hasta el pueblo nuestro, yo creo que perdí la conciencia justo cuando llegamos al rancho, me desconecté. Cosa normal tendiendo en cuenta que llevaba unas 40 horas sin dar una cabezada.

Poco más amigos, espero no haber sido demasiado cansado en mi relato, comentaros que durante el camino de vuelta, dejamos varios proyectos que podríamos hacer en alguna ocasión, una integral de unos 60 km tocando al menos 15 o 20 picos por encima de los 3000 metros, de una sola tacada, pero esto, a parte de ser una auténtica barbaridad tendrá que esperar al menos hasta que se nos olvide la que acabábamos de hacer. 

      Saludos a todos.





5 comentarios:

  1. Enhorabuena chicos!!!! después de esa ruta se cierran los ojos y sólo se ven piedras!!!!!!! jajajajaja
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. ¡¡¡ Admirable !!!. Como diría en Facebook: ME GUSTA

    ResponderEliminar
  3. Los Leones del Club andan sueltos.
    "Chapeau" por los dos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Compañeros buena ruta si señor.Yo la hice tambien pero yo fui mas directo.
      Barranco de san juan (princpio de la vereda de la estrella)cueva secreta, laguna de la mosca, collado del ciervo, cima y regreso en 8:30

      Eliminar