Bueno, aquí os
traemos nuestra pequeña aventura que llevamos a cabo el pasado 13 de
septiembre. Después de unos días decidiendo las distintas opciones
que teníamos Arcadio y yo para faltar a nuestras respectivas
obligaciones, tanto de trabajo, como familiares, no tuvimos más
remedios que idear una ruta que se adaptase al escaso tiempo que
tendríamos para llevarla a cabo, un día.
Decidimos salir en cuanto yo acabase
de trabajar, que a la postre no fue nada temprano, cerca de las doce
y media de la noche, y gracias a Arcadio que me echó una manita para
recoger el bar.
Mientras todos los moroneros se
engalanaban para presenciar el encendido del alumbrado de feria,
nosotros nos preparábamos para una ruta que mi amigo Arcadio había
denominado como “locura” ó “barbaridad” la verdad que no me
acuerdo bien.
Y la decisión de hacerla la había
tomado después de escuchar a nuestro amigo Juan, el cual estuvo una
tarde hablándome de las mejores rutas y caminos que el conocía en
sierra nevada. La primera opción que yo tenía era pasar un par de
días en sierra nevada, así que Juan me preparó una ruta para que
conociese el Mulhacen y la Alcazaba. La ruta empezaba en Güejar
Sierra, ascendía por la Vereda de la Estrella hasta llegar a la
laguna de la Mosca, desde la laguna subiría por el collado del
ciervo hasta el refugio de la Caldera, lo dejaría atrás para llegar
al refugio de Poqueira, el cual oferta cama y comida, y yo no quería
cargar con mochila, saco, utensilios para pasar la noche por allí,
así que el refugio de Poqueira era la mejor opción, tan solo
cargaría con agua, geles y alguna barra energética para el camino.
Pasaría la noche en el refugio y por la mañana ascendería al Mulhacen , Alcazaba y de vuelta a Güejar , por el mismo camino,
laguna de la Mosca y vereda de la Estrella. Que buen plan tenía para
conocer aquella zona, pero al final preferí hacer una ruta con mi
amigo, aunque sólo tuviésemos un día para ello.
Y yo como no conocía la ruta pensé
que hacerlo todo en el mismo día era posible, tan solo llevaríamos
una pequeña mochila con camelback y una riñonera, en las cuales
llevaríamos 3 litros y medio de agua, dátiles, “orejones”
(preguntad a Juanlu que coño es eso), geles y barritas energéticas,
al final también llevamos un par de bastones. Los cuales me vinieron
muy bien para la subida de la Alcazaba.
La ruta final quedó así: GÜEJAR
SIERRA-VEREDA DE LA ESTRELLA-LAGUNA DE LA MOSCA-ALCAZABA-MULHACEN y
vuelta por el mismo camino. Unos 41 kilómetros de recorrido con un
desnivel positivo acumulado de 3300 metros y otros 3300 metros de
desnivel negativo acumulado. Una “barbaridad” según mi compañero
de viaje.
Como ya dije antes salimos de Morón
sobre la una de la noche, dirección Güejar Sierra, sin tener ni
idea de donde estaba, pero llevábamos el gps, no había problema.
Conseguimos encontrar el restaurante que Juan nos había dicho, donde
se empezaba la vereda de la Estrella a eso de las 4 y media de la
noche. Arcadio estaba frito y yo tampoco estaba muy despierto que
digamos, así que decidimos descansar un poco hasta las cinco y
media, una horita que nos hizo bastante bien.
Nos despertamos con mucho sueño,
huelga decirlo, pero haciendo de tripas corazón nos ponemos en
marcha, comemos algo dentro del coche (hace bastante rasca a esas
horas ), empezamos a cambiarnos ,preparar lo poquito que llevábamos
y revisarlo.Ya preparados, solo nos queda el GPS,
no va a ser fácil. No tuve tiempo de descargar del wikiloc alguna
ruta que transcurriese por la Vereda de la estrella, sabíamos que
desde ese parking se salía, pero ¿ por dónde?, era de noche y no
se veía absolutamente nada de nada, por mucho frontal que
llevásemos.
Nos decidimos por un carril evidente
que nos acerca hasta la orilla del río Genil, pero no hay nada que
nos permita cruzarlo sin meter nuestros secos pies en el agua, esta
claro, que tenemos que cruzarlo porque Juan nos dijo que la Vereda de
la Estrella transcurre por la derecha del río, pero ¿por dónde?.
Después de cinco minutos haciendo el lelo de arriba para abajo, nos
decidimos a saltar por unas piedras y empezar a buscar la senda que
nos llevase a la Vereda de la estrella. En cuanto cruzamos subimos un
repecho y allí estaba, sólo teníamos que seguirla. Un poco
perdidos si que íbamos , ninguno de los dos habíamos pasado por
allí y de noche todo eran dudas, sobre todo cuando el sendero se
alejaba un poco del río o aparecía algún tipo de bifurcación.
Después de andar unos 25-30 minutos, decidimos que ya estamos listos
para empezar a correr, por supuesto todavía es de noche, pero nos
quitamos la poquita ropa de abrigo que llevábamos, la guardamos,
bueno más bien la adecuamos a lo que teníamos, y nos pusimos a
correr.Los primeros minutos de carrera os lo
podéis imaginar, no se veía a más de dos metros, el fresquito
todavía se notaba, y mi frontal para más INRI se me caía, al final
decidí correr con el frontal en la mano alumbrándonos el camino,
porque el de Arcadio era muy ergonómico pero alumbraba un área
aproximada de 20 o 30 centímetros cuadrados.
Por supuesto que la vereda de la
estrella discurre por un paraje fantástico, pero eso quedaría para
descubrirlo unas horas más tarde porque hasta que empezó a amanecer
nos perdimos un par de veces, y mira que la senda a seguir es
bastante clara (de día). Pero nos vino bien, porque en una de ellas
nos pegamos un calentón bueno subiendo un gran desnivel en la
dirección opuesta, y gracias a dios que empezó a clarear y vimos
por donde transcurría la vereda de la estrella desde donde
estábamos, si no, no se hasta donde hubiésemos llegado. El amanecer fue perfecto, correr por
este paraje natural, de verdad que es mucho más de lo que uno puede
imaginar aún cuando nos habían hablado sobradamente de su belleza.
Además nuestras fuerzas seguían intactas todavía, los
entrenamientos parece que sirven para algo. Al cabo de los kilómetros, empezamos a
buscar la cueva secreta, que era el sitio que teníamos como
referencia para desviarnos hacía la subida a la laguna de la mosca,
al poco ya podíamos divisar la magnifica vista que nos deparaban el
Mulhacen y la Alcazaba, que cerquita quedaba a la vista. Ahí lo teníamos, pero cuanto nos
quedaba aún, en el camino de la vereda nos encontramos hitos, pero
la verdad que no demasiados, aunque algunos aprovechaban muy bien el
entorno del lugar.
Nuestra idea de tiempo que
necesitaríamos para alcanzar la laguna de la mosca era de unas 4
horas, pero teniendo en cuenta la media hora que estuvimos andando
para calentar un poco y encontrar el camino correcto, más el par de
veces que nos perdimos hicieron que nos replanteáramos los tiempos.
Encontramos no sin pocos titubeos, en cuanto al camino por el que
seguir, la cueva secreta, lugar clave de nuestra ruta, para meternos
de lleno a encarar el primer desnivel de cuidado, hacía la laguna
de la mosca.
En este lugar tendríamos que cruzar el
río que habíamos llevado siempre a la izquierda, para meternos en
otro valle.Como podéis
observar no era muy favorable la pendiente para correr. Además nos
cruzamos con un par de chicos que bajaban, después de hacer noche en
la laguna de la mosca, que ya nos advirtieron que la pendiente
empezaba a ponerse dura. Aquí empezamos a buscar los dichosos hitos
que marcan los senderos, que fácil es seguirlos cuando va uno hacia
abajo, y que complicado se hacen cuando subes una pendiente fuerte.
Total que Arcadio tomó la decisión salomónica de cortar por lo
sano con el tema hitos, sabíamos donde estaba la laguna, y como
estábamos un poco cortos de tiempo, lo más sencillo era tomar la
ruta más directa, o sea, nada de zigzaguear. Muy bueno para ir más
rápido, pero os podéis imaginar el tema, para los cuadriceps, como
es.
Pasaban por estos
momentos unas tres horas desde que salimos, y ya tocaba injerir algo
sólido, Arcadio saca parte de nuestro menú, dátiles, comemos un
par de ellos y a seguir.
Ahora que escribo estas líneas,
intento recordar las sensaciones de cuando transcurríamos por estas
pendientes, y tengo la certeza de que ninguna tenía nada que ver con
la fatiga del camino, ni la dureza de la misma, nuestras
conversaciones mientras subíamos eran sobre cosas cotidianas y lo
que nos depararía la jornada. Lo que muestra lo que disfrutamos del
día y del camino.
Cinco horas y quince minutos muestra
el cronometro de mi reloj, alcanzamos la Laguna de la Mosca,
magnífico lugar y mas fantástico aun de lo que se aprecia en
cualquier foto, el lugar te hace disfrutar a través de la vista, en
sus aguas se reflejan la cara norte del Mulhacen, el verde que rodea
la laguna es intenso por el sol que brilla ya en lo alto, te hace
disfrutar a través del calor que te da el sol en ese lugar tan
alejado después de aguantar su ausencia por empezar a tan temprana
hora de la madrugada y por supuesto lo disfrutas por la gran fuerza
de voluntad que hay que tener para “cascarse” mil metros de desnivel
hasta llegar a allí. ¿Qué quiere uno más?
Pues esa respuesta se presentaba allí
delante de nosotros, la cara norte del Mulhacen. Arcadio y yo bebemos
un poco, comemos algo y empezamos a decidir que camino tomar y cuales
serían nuestros objetivos, está claro que queremos llevarnos los
dos picos Alcazaba y Mulhacen, pero la ruta a seguir hay que tenerla
clara para elegir la mas rápida posible, imaginaos tomar esta
decisión sin haber pisado ninguno de los dos aquel lugar en otra
ocasión. Observamos el collado del ciervo, ruta más usual para
subir al Mulhacen,
Arcadio si conoce la ascensión por esa
ruta, pero opina que descender el Mulhacen y buscar la Alcazaba nos
llevará mucho tiempo, además luego tendríamos que desandar
nuestros pasos para bajar por el collado del ciervo hacia la laguna.
Al instante Arcadio me comenta que existe un canuto por el que Juan
había subido en alguna ocasión para ascender al mulhacen por la
cara norte. Pero desde allí no es fácil encontrarlo. Preguntamos
a varios montañeros que acaban de despertarse allí en aquel
magnifico lugar, por si saben de la existencia de ese paso hacia el
mulhacen, nos contestan que sí lo han oído, pero que no tienen ni
idea de por donde es. No hay más que hablar, el camino más corto
siempre fue la línea recta, al igual que el camino más largo entre
dos puntos, como afirmó Murphy, es el atajo.
Arcadio me comenta
que una vez en el collado que está entre el mulhacen y Alcazaba
podríamos continuarlo para así hacer la cima de la Alcazaba en
menos tiempo, y después lanzarnos hacía el mulhacen y bajar por el
collado del ciervo hasta la Laguna de la Mosca.
Decidido el
camino, Arcadio se mete en la laguna, comenta que un baño de agua
fría hará bien a los músculos, yo de momento tan solo lo observo,
pero en cuanto se sumerge con tanta tranquilidad, pienso que tampoco
está tan fría y no puedo desaprovechar aquel baño en tan precioso
lugar, me despojo también de la ropa y para el agua. Arcadio en
cuanto salimos le pide a uno de los montañeros que estaban allí,
que por favor diese fe de aquel baño, haciéndonos una foto, tan
solo tapándonos con nuestra querida bandera del club.
Se acabó la
parada, que llevamos prisa, nos vestimos y a correr. Tal como vamos
corriendo intentamos decidir cual sería el canuto que nos llevaría
a lo alto del collado.
La verdad que nos metemos en uno de los
canutos que nos pareció mas accesible para llegar al collado, el
paso es espectacular y nos evitará algunos metros de más. Pero la
dureza también se nota, está claro que el día ya empieza a
mostrarnos lo que nos queda de jornada,
Arcadio ya utiliza los bastones para ayudarse, y yo, que no tengo,
empiezo a meditar comprar unos.
Cuando miramos las fotos y videos
dentro del canuto, al acabar la jornada, las comparamos con las que
tenía Juan y pensamos que cogimos exactamente el mismo paso que el.
La dureza se hace notar, pero ir desprovisto de grandes mochilas
cargadas, nos ayuda a recuperar en cortos espacios de tiempo. Cuando
llegamos arriba descubrimos las siete lagunas, y una preciosa vista.
Cierto es también que mucho agua no
tenían, pero allí estábamos en medio de los picos que coronarían
nuestra ruta, de un lado el Mulhacen.
Aquí nos encontramos con el dilema de
cual era el pico de la alcazaba, estaba claro que el pico más
alejado es La Alcazaba pero la vista desde allí nos causaba duda
porque parecía la primera la de mayor altura, el gps nos marcaría
la altitud y como nos pillaba de camino tampoco le dimos más vueltas
al asunto, si no era el primero habría que llegar al segundo.
Empezamos a andar y al poco tiempo nos
encontramos algunos desniveles a salvar algo comprometidos, vamos,
que había que ayudarse con las manos para bajar, seguimos con mucho
cuidado hasta que nos topamos con un cortado que no podemos superar
de ningún modo. Hay que cambiar la ruta y no teníamos ni la más
pajolera idea de cual era. Después de unos minutos decidimos bajar a
las lagunas, las distancias en esas alturas cambian bastante a
nuestra percepción, porque hasta que llegamos a la última laguna
para subir hacia la Alcazaba, tardamos cerca de 45 minutos, un
recorrido que a primera vista habíamos estipulado en unos 15-20.
Al transcurrir este tiempo decidimos
que ya podemos afrontar la subida a la Alcazaba, o no, porque no
sabíamos si era el pico , nos habíamos separado bastante de nuestro
objetivo pero la verdad que la nueva ruta nos mostraba pendientes
mucho más tendidas de lo que esperábamos.
Aquí la verdad que yo pasé un mal
rato, el cansancio, el tiempo que llevábamos, o que me tocaba, pero
la ascensión se me hizo eterna, andar por las piedras sueltas me
comió un poco la moral, aquí incluso le pedí los bastones a
Arcadio para ver si me venían bien, me explicó un poco como andar
con ellos y me concentré en poner el pie derecho delante y mano
izquierda adelante así hasta la cima.
Durante el camino hasta la alcazaba
creo que no pise ni una sola piedra que estuviese “amarrada” al
suelo, esta palabra hizo reirme bastante cuando Arcadio la utilizó
para referirse a lo poco estable que era andar por allí arriba. Y
sucedió que después de un buen rato estábamos en la cima de la
Alcazaba.
Arcadio y sus problemas con la
banderita, yo lo de morderla no me pareció lo mejor, teniendo en
cuenta que esa misma banderita fue la que utilizamos para taparnos en
la laguna de la mosca sin ningún tipo de ropa, pero para Arcadio
sacar la foto con la bandera del club era importante.
Para mi fue algo menos complicado, tuve
suerte con las ráfagas de aire en la cima, supongo, lástima que no
hubiese nadie para hacernos una foto juntos, después de la paliza
que nos habíamos dado hubiese sido un bonito recuerdo.
Comimos algo, y a mi particularmente
me vino muy, porque la comida (ya sabéis, geles y barritas) y quizás
la motivación de haber llegado hasta allí, transformaron en fuerzas
las malas sensaciones que tuve durante la subida.
Y desde la
Alcazaba teníamos la perfecta visión del Mulhacen, había tiempo,
teníamos que darnos prisa, pero corriendo hacía abajo nos
adelantaríamos muchísimo, y por supuesto no daríamos el rodeo que
habíamos dado para subir hasta allí. Cuando vas hacia abajo es más
fácil seguir los hitos, y al bajar nos encontramos con la ruta que
había que seguir para no dar el rodeo que nosotros hicimos, para la
próxima aventura estará bien saberlo.
Al reanudar la
marcha corriendo, recuperamos las buenas sensaciones y recargamos las
pilas para afrontar el último tramo de subida del día, desde la
Alcazaba seguimos los hitos hasta bajar a la última de las siete
lagunas, imagino que tendrá nombre ,pero yo no tengo ni idea cual
es. Desde allí subiríamos al collado por el que habíamos llegado
desde la laguna de la mosca y siguiendo el perfil del collado
encararíamos la subida al mulhacen por la cara norte, que nos daría
más facilidades para alcanzar la cima.
Pero una vez más
no seguiríamos el plan que teníamos preparado, desde lejos decidir
un camino es fácil , pero a la hora de seguirlo sin hitos ni marcas
concretas ninada
característico del que ayudarte, te lleva a error. Así que cuando
nos dimos cuenta estábamos de nueva siguiendo la línea más recta
hacia la cima.
Y os aseguro que
si las piedras por allí arriba no estaban amarradas, por aquella
ruta menos aún, sumémosle que el desnivel era mucho mayor del que
pensábamos, y que el tamaño de las piedras eran muy pequeñas,
aquello se convirtió en una subida en la que con cada paso que
dábamos bajábamos más de lo que avanzábamos, así que empezamos a
utilizar las manos para que la ascensión fuese algo más rápida.
Arcadio buscaba el camino por donde más
pequeñas eran las piedras, yo por el contrario encontraba mayor
fiabilidad en las más grandes, un resbalón por allí podría hacer
que acabásemos dándonos un baño en alguna de las siete lagunas que
se veían por allí abajo.
El último tramo
hasta la cima fue bastante reconfortante, la ascensión se realizaba
utilizando los brazos, lo que hacía darnos una mayor confianza a la
hora de avanzar, y un gran descanso a las piernas, yo propuse esta
ruta como V- en la escala de dificultad.
Llegamos arriba,
se acabó el desnivel positivo por esa jornada, nada más y nada
menos que unos 3300-3400 metros. Desde allí arriba, la perspectiva
cambia bastante, ya no se encuentra uno tan cansado, y empieza a ver
tan solo las buenas sensaciones del día olvidando cualquier penuria
o problema. El esfuerzo mereció la pena.
Como bien me había dicho Arcadio, en
la cima del Mulhacen podríamos hacernos una foto juntos, es muy raro
encontrarse solo en ella, y así fue, nos encontramos a una pareja de
extranjeros que gustosamente nos hizo la foto, Arcadio les previno de
que bajasen pronto porque las nubes asomaban cerca de la cima, y la
niebla podía dificultar la bajada.Habíamos
alcanzado la meta propuesta, una gran satisfacción para los dos,
ahora quedaba lo menos duro de la jornada, descender un desnivel de
2500 metros camino al coche. Además ya todo era más sencillo, El
camino ya lo conocíamos y no era complicado, podríamos bajar a buen
ritmo, estimábamos que unas 4 horas nos llevaría la vuelta.
A correr se dijo,
desde la cima fuimos en dirección al refugio de la caldera, antes de
llegar nos desviaríamos hacia la derecha para desde el collado del
ciervo bajar a la laguna de la mosca.No creáis que la bajada nos dio
tregua, porque teníamos que llegar antes de que el sol se fuese, ya
que el frontal colgado en mi mochila de mala manera, se rompió, así
que teníamos que darnos algo de prisa, aunque todavía quedaban
horas de sol suficientes.
Bajando hacia la Laguna de la mosca me
hice la última foto de despedida, se acabó lo bueno. Arcadio sufrió las inclemencias de
las bajadas y tuvimos que hacer andando varios tramos, que se le
metieran chinos y tierra en los deportes hacia que la bajada no fuese
nada placentera. Cuando llegamos a la cueva secreta, decidimos
prepararnos para correr los últimos kilómetros, nos sacamos las dos
toneladas de arena de los deportes y a seguir, hacía 12 horas que
habíamos empezado la jornada y todavía podíamos correr, la vereda
de la estrella de vuelta es mucho mejor que hacia arriba os lo puedo
asegurar, aunque a falta de dos kilómetros o
tres decidimos parar de correr y seguir andando, no queríamos que en
el último tramo nos provocase alguna lesión de la que acordarnos en
las semanas venideras.
Encontramos sin dificultad el puente
que daba al aparcamiento donde teníamos el coche perfectamente, cosa
que de madrugada fue imposible.
Ahí lo tenéis, 13 horas 24 minutos 41
segundos fue lo que tardamos en realizar nuestra ruta, nos damos un
gran abrazo y nos felicitamos mutuamente, ha sido una jornada larga,
pero ha merecido la pena.
Y pensaréis que aquí se acabo todo,
pues no, después de hartarnos de pasta que teníamos preparada
mientras estábamos con las piernas metidas en las frías aguas del
río Genil, nos quedaba la vuelta a Morón en coche, eso sí, iríamos
sentados al menos.
Paramos a comer en una gasolinera todo
lo que fuimos capaces de engullir y hasta el pueblo nuestro, yo creo
que perdí la conciencia justo cuando llegamos al rancho, me
desconecté. Cosa normal tendiendo en cuenta que llevaba unas 40
horas sin dar una cabezada.
Poco más amigos, espero no haber sido
demasiado cansado en mi relato, comentaros que durante el camino de
vuelta, dejamos varios proyectos que podríamos hacer en alguna
ocasión, una integral de unos 60 km tocando al menos 15 o 20 picos
por encima de los 3000 metros, de una sola tacada, pero esto, a parte
de ser una auténtica barbaridad tendrá que esperar al menos hasta
que se nos olvide la que acabábamos de hacer.
unos bicharracos
ResponderEliminarEnhorabuena chicos!!!! después de esa ruta se cierran los ojos y sólo se ven piedras!!!!!!! jajajajaja
ResponderEliminarSaludos
¡¡¡ Admirable !!!. Como diría en Facebook: ME GUSTA
ResponderEliminarLos Leones del Club andan sueltos.
ResponderEliminar"Chapeau" por los dos.
Compañeros buena ruta si señor.Yo la hice tambien pero yo fui mas directo.
EliminarBarranco de san juan (princpio de la vereda de la estrella)cueva secreta, laguna de la mosca, collado del ciervo, cima y regreso en 8:30