—¡Hola Borja! ¿Cómo estás? —le pregunté mientras nos estrechábamos la mano.
—Bien —dijo él con rostro sonriente—. Deseando hacer alguna ruta. ¿Y tú que tal?
En ese momento, a la velocidad de la luz, pensé que sería la oportunidad de subir a la Maroma, una ruta que por un motivo u otro, siempre se resistía.
—¡De maravilla!, estoy de descanso..... ¿Qué te parece si mañana vamos a la Maroma? —le pregunté a vote pronto.
—Sin problema —contestó él sin darle muchas vueltas al asunto.
—Podríamos salir a las siete, desde la plaza de toros.
—Pues sí —admitió—. Lo pondré en el wasap por si quiere venir alguien más.
—Perfecto. Entonces hasta mañana a las siete.
—Hasta mañana.
No me lo podía creer, habíamos resuelto un planazo, para el día siguiente, en un santiamén, exactamente del mismo modo que resolvieron el lugar del punto más alto de Sierra Tejeda, y su desconcertante nombre, "La Maroma": sin debate, sin polémica, sin oposición.......
¡Qué la Maroma no tiene un punto definido de máxima altitud! Sin problema. Colocamos el vértice geodésico en un monolito de cuatro metros de altura (que se vea bien), y solucionado. |