martes, 1 de diciembre de 2015

PUJERRA - EL JARDÓN (1.158 m.) - IGUALEJA; en la zona de confort.

   En el extraordinario escenario que da forma a la comarca de la Serranía de Ronda, los bellos pueblos de Pujerra e Igualeja, incrustados en Sierra Bermeja, tienen un palco real sobre el olvidado Valle del Genal.  Su bello entorno natural, debería ser visita obligada para los amantes del senderismo en cualquier época del año, pero es en otoño, cuando esta zona adquiere unas tonalidades cobrizas, difícil de olvidar. Y difícil de olvidar, serán también, para los que hicimos esta ruta, las conversaciones que mantuvimos con nuestra amiga Cristina Castillo, una joven viajera, incansable como voluntaria social, a la que no le duele prenda ayudar a los más necesitados, por todo el mundo. Recien llegada de Nepal, donde ha impulsado varios proyectos tras el terremoto que asoló ciudades y pueblos enteros, tenía muchas experiencias que compartir. Nos habló de sus viviencias, de su acercamiento a la cultura India, de sus costumbres, de su filosofía de vida, basada en la búsqueda de la felicidad, y hasta de tratados psicológicos, como el de "la zona de confort". Pero, para "zona de confort", el agradable itinerario que nos marcamos, este 21 de Noviembre de 2.015.

Instalados en "la zona de confort" de izq. a dech.; Susana, Yoli, Toñi, un servidor, Ana, Baldo y Cristina. 
   
   Como la ruta la teníamos cerca, no salimos muy temprano de Morón, salimos tempranísimo, a las seis de la mañana (las cosas de Baldo). Creo que despertamos en una venta a la salida de Ronda, donde una chica nos atendió estupendamente, y desayunamos a base de bien. 
   Teníamos previsto comenzar la ruta en Pujerra, dejando previamente un coche en Igualeja, para evitar caminar por la carretera. Y después de muchas vueltas en coche (los despistes, se nos da muy bien), así lo hicimos. 
   Estaba el sol despuntando y ya estábamos en la vía pecuaria que va a Estepona. ¡Ah!, ¡atención a navegantes!, la tela de araña que forman todas las sendas, los cortafuegos, las vías pecuarias, los caminos forestales y las carreteras asfaltadas, del Valle del Genal, acaban en Roma, ¡digo...!, en Estepona. De modo que, aunque tiempo teníamos, nos encomendamos, a ciegas, a San GPS con la sana intención, de no tantearnos en Estepona o en Roma.

Salida de Pujerra.
   
   A un kilómetro y algo, salimos de la vía pecuaria, tomando un camino a la derecha poco perceptible debido a las hojas caídas de los impresionantes castaños centenarios que nos rodeaban. Este camino, nos llevó cerca de una gran antena y a la otra vertiente de esta preciosa sierra.
   Ya bajando, vamos buscando senderos poco transitados, adentrándonos en los terrenos del famoso Wamba. ¿Qué quien es Wamba?. Todos los pujerreños lo saben, pues es una historia que se trasmite de boca en boca, y de generación en generación desde tiempos inmemoriales, que, a groso modo, dice así:
   "Quedando el trono libre de la monarquía Goda, decidieron los nobles y eclesiásticos designar rey al campesino Wamba. Lo encontraron pastoreando, (posiblemente por donde ahora vamos nosotros ¿por qué no?) y le zamparon, sin anestesia, la noticia. En un principio opuso resistencia, pero finalmente dejó el asunto a la voluntad divina.
   Cuando los moros hicieron el primer intento de invadir la península, reclutó a todos sus súbditos, incluidos, los miembros de la iglesia. Esta decisión no gustó mucho a los susodichos y mandaron drogarle, rapar su cabeza y vestirle como un monje. Nuevamente Wamba dejó el asunto a la voluntad de los dioses y fue apartado del trono. Una historia simple que, al igual que la zona, desnudas de sus hojas, tiene mucho que enseñar.  

Por los rincones de Wamba.
Salida técnica.

   
   Bajando, bajando, llegamos al Arroyo de la Hiedra muy cerca de la Cooperativa de Castañas en la carretera de Pujerra a Jubrique, y por descontado a Estepona. El paisaje cambia por completo, ahora son extensos bosques de pinos resineros y de monterrey, los que nos rodean cuando cruzamos La Cañada de los Quejigos. Hacemos una parada para un tentempié, y seguimos subiendo, poco a poco, por caminos forestales hasta llegar a la Hoya del Jardón, y pasar a la otra vertiente, por el Puerto de los Arreados.


Vistas desde el Puerto de los Arreados (más o menos).
   
   En esta cara sur, el sol daba de lleno y entramos en calor rápidamente. Ahora bajo nuestros pies, se encuentran los arroyos que vierten sus aguas al Río Guadalmansa, y por encima de nosotros, a tiro de piedra, la coqueta caseta de vigilancia del Plan Infoca.


Y en un pis-pas, las chicas están sobre el aljibe de la caseta.
 
   El viento hizo acto de presencia, trayendo nubes por el noroeste con clara intención de descargar el agua que portaban.

Y yo sin impermeable (pensaba Toñi).
Vértice geodésico del Jardón.

   Hecha la foto de familia, y el numerito de la cabra que hicimos para tomarla, continuamos hasta el Puerto de los Ahorcados. 
   El viento racheado, daba vida a las hojas caídas de los castaños, haciéndolas volar y haciéndolas creer que podrían volver a la rama que les vio nacer. Nosotros, en cambio, disfrutamos como enanos con el espectáculo, dando rienda suelta a nuestra imaginación. 

Las vimos volar.....
.......jugamos con ellas,
y nos tapamos con ellas.

   De nuevo enlazamos con la carretera asfaltada que viene de Pujerra, y seguro que termina en Roma. La seguimos cuesta arriba unos dos kilómetros y nos salimos de ella para almorzar.


La hora de la comida es sagrada.
   
  Terminado el almuerzo, volvimos a buscar la carretera con ahinco, y estuvimos en ella durante un bonito kilómetro. Siempre, rodeados de cientos de castaños que se habían desprendido de millones de hojas, hojas que ahora tapizaban el suelo que pisábamos.


He ahí, la carretera que va a Roma.
Arroyos, laderas, caminos, llanuras y cumbres, cubiertos de una manta mullida de hojas. ¡Impresionante! 
En el centro, las últimas hojas verdes.

   Nos despedimos de la famosa carretera, y cruzamos una cancela a la izquierda por un vistoso y embrujado camino, con olor a castañas asadas y hojas quemadas, este nos llevó a las ruinas de la Venta de Guaitará.


El color plomizo del cielo, a ratos, daba un halo misterioso al entorno. 
Miedo me dais.
Los alrededores de la Venta de Guaitará, estaban muy concurridos de otros grupos de senderistas.

   Llegados a este cruce de caminos, con la vista puesta en Igualeja, decidimos tomar a la derecha buscando Arroyo Hondo.


Igualeja a la vista.
La tarde, seguía ofreciéndonos estampas inolvidables.
 
   Salvamos los trescientos cincuenta metros de desnivel negativo que hay desde la Venta de Guaitará, hasta unos metros antes del puente que cruza Río Seco, en la carretera que va a Igualeja, siempre, recreándonos en el bello paisaje y charlando distendidamente. Cruzamos el puente y, por la carretera, subimos hasta nuestra meta.



   
   Hemos disfrutado de la "zona de confrot" de Wamba, de donde él no quería salir ni para ser rey, lo hicimos durante seis horas y media (paradas incluidas). Hemos recorrido veintidós kilómetros (mas o menos). Hemos salvado un desnivel acumulado de 774 m. positivo, y de 826 m. negativos. Hemos compartido momentos, anécdotas y vivencias. Hemos subido al Jardón....... 

En fin,
 en tres palabras:
 Cumplimos nuestro objetivo.


"Ir de Pujerra a igualeja, con cinco damas, y no morir en el intento". Jeje.

  Las chicas cruzaron el pueblo hasta el nacimiento de Río Genal y se recrearon junto a la surgencia de agua que sale de la cueva, que por cierto, dicen, que procede de la Sierra de las Nieves. Mientras tanto, Baldo y yo, fuimos por el coche que dejamos en Pujerra.
   
Un sitio que además de agua, emana tranquilidad.
 El Río Genal atraviesa el termino municipal de dieciséis pueblos, pero sólo pasa por las calles de Igualeja.
Nuestra merecida recompensa, en el lugar donde abre los ojos el Río Genal. Un lugar muy recomendable.

Para terminar, os confesaré algo:
   Hemos salido de nuestra "zona de confort", es decir, de lo conocido,
de donde nos encontramos seguro, de lo que controlamos.... 
y lo hemos hecho para poder disfrutar, a lo grande, por las tierras de Wamba, unas tierras de caminos llevaderos, blandos y placenteros, que trasmiten paz, gozo y sosiego... 

Por lo que,
este apartado rincón, en tres palabras podría ser:

"Zona de Confort" 



Ver el track en Wikiloc


Fotos de Cristina y mías.

5 comentarios:

  1. increible manuel siempre consigues sorprendernos eres de 10 makinon

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    1. Gracias, Juan. Me alegra mucho que te guste, pero más me alegra que sigas tirando del carro, en la sección de senderismo, de este modesto club.

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    2. todos vamos haciendo la historia de este club saliendo todos los fines de semana cada vez habemos mas, eso te sirve de motivacion

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  2. Precioso relato de tonos ocres, dónde narrador nos cuentas los detalles de una hermosa ruta, aunque filósofo también, una bucólica reflexión que puede leerse a través de tus palabras con mensaje subliminal, no ya sobre la irreversible y programada desnudez que provoca el otoño y lo que ello significa cuando se pierde el cubrimiento, la protección en la naturaleza vegetal, sino haciéndolo también extensivo metafóricamente hablando a hechos de la propia naturaleza humana.

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    1. Gracias, Fernando. Con personas como tú da gusto hacer cualquier cosa, no te imaginas lo que estoy aprendiendo de ti.

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