Aun resuena en mi memoria el rumor
del agua, el suave sonido del viento, el aroma a bosque…y por momentos el
silencio envolvente del entorno, que te transporta contemplando las maravillosas vistas de aquel paraje natural, en mi recuerdo la sensación de plenitud que provoca el estar viviendo algo único, compartido en la mejor compañía.
Llegamos sobre las 08.30 a Frigiliana
donde habíamos quedado con Ana, Mariola y Verónica, nosotros veníamos de Morón
de tal manera que junto a ellas, el grupo para subir al pico Cisne quedaría
formado por Mari Carmen, Toñi, Baldomero y Fernando.
De izq a Dch;Baldo,Toñi,Mari Carmen,Fernando,Ana,Mariola y Verónica |
Siete personas que dedicaríamos
gran parte de esa jornada, a realizar una ruta muy difícil dada la complejidad
técnica que comportaba en sus últimos dos kilómetros tanto, hasta hacer cumbre,
donde salvamos un desnivel positivo de 700m, como en el descenso, por la fuerte
pendiente y el hecho de tener que caminar por piedra suelta con el consiguiente
peligro de caída, otra de las causas que hicieron difícil la travesía fue el
acometer la subida una vez en el arroyo de las Angustias, no por el sendero
señalizado,
eso lo haríamos a la vuelta, sino por el cauce de un arroyo
intermitente, torrentera muy pedregosa, (que marcaba nuestro track), justo
hasta alcanzar la peña del Centinela,
sendero en el que tuvimos que escalar
auténticas paredes, y donde más de una mujer del grupo demostró una vez más, el
valor y arrojo necesario que hay que tener ante una dificultad para superarla,
que como en la vida así lo requiere.
Ana, Mariola y Verónica con el Cisne al fondo sobre sus cabezas |
Toñi descendiendo con habilidad |
El atacar el camino directamente desde el
Centinela hacia el Cisne en vez de hacerlo por el collado de los Maquis y el
canuto, añadió si cabe mayor sufrimiento al ascenso y posterior descenso, dada
la exagerada inclinación del terreno y la ausencia de referencias o hitos en su
vertiente Oeste que nos hicieran llegar al collado del Cisne, sin embargo y
pese a todo, los obstáculos y pequeñas incidencias se fueron resolviendo con su
dosis de calma, astucia e inteligencia, para culminar una auténtica aventura
Sierra Sur……..
Vista del Mediterráneo desde Sierra Almijara |
Una vez allí y reagrupados con el resto de las
integrantes nos dirigimos hacia el Acebuchal, pedanía al norte de la localidad y
lugar dónde daría inicio nuestra actividad.
Atravesando el pueblo se aprecian referencias a su pasado medieval y es que, el casco antiguo de Frigiliana está considerado como uno de los que mejor conserva en toda la provincia de Málaga su primitivo trazado morisco. La zona en sí, tiene su historia que no es ni por asomo baladí, pues se originó en tiempos prehistóricos y sus vestigios arqueológicos se remontan desde el 3000 al 1500 a.C. tanto de origen fenicio como romanos y eso se aprecia en pequeños detalles culturales que adoptando formas actuales tienen su origen en aquella época.
Atravesando el pueblo se aprecian referencias a su pasado medieval y es que, el casco antiguo de Frigiliana está considerado como uno de los que mejor conserva en toda la provincia de Málaga su primitivo trazado morisco. La zona en sí, tiene su historia que no es ni por asomo baladí, pues se originó en tiempos prehistóricos y sus vestigios arqueológicos se remontan desde el 3000 al 1500 a.C. tanto de origen fenicio como romanos y eso se aprecia en pequeños detalles culturales que adoptando formas actuales tienen su origen en aquella época.
Toñi en el Santuario |
En el Acebuchal y
pertrechados ya con lo necesario para iniciar la ruta, una última mirada a
nuestro alrededor nos hizo reparar en un pequeño santuario en honor a San Judas
Tadeo, dada su situación, me hizo recordar los templetes romanos de culto a
Mercurio que se desarrollaron en las rutas comerciales y nudos de comunicación
de la Hispania romana, y es que, desde donde comienza nuestra ruta y sobre la
que caminaríamos largo rato, pasaba y valga la semejanza con aquella costumbre
romana de colocar templetes de culto a Mercurio, en rutas comerciales de la
época, “ la Vereda de la Coscoja a Granada” a cuyo pie de camino se encuentra
hoy, éste en honor a San Judas Tadeo,
nuestro Mercurio particular, dios romano, mensajero de los Dioses y jefe de los
viajeros, pastores y oradores,
nunca mejor dicho y redundando en la
semejanza, bien hallado, ya que entre nosotros alma había en el grupo, de diosas,
de pastores, de oradores y de viajeros todos al mismísimo Olimpo, bueno al pico
Cisne, que también tiene algo de Zeus.
Sobre la vereda de la Cosocoja |
Coscoja |
Entre charlas y cambios de
impresiones fuimos subiendo por el cauce seco del arroyo del Acebuchal,
mientras íbamos percibiendo silenciosamente integrados en el entorno, las
maravillas geológicas y botánicas que a cada paso nos encontrábamos. A unos 3,5
km de nuestro inicio dejamos el cauce y la susodicha vereda, para y tras pasar
por un pequeño bosque de pinos carrascos, (Pinus halepensis) o pino de Alepo, (el
nombre científico de la especie proviene de la ciudad Siria de Alepo), en cuyas
laderas nos encontramos restos de antiguas caleras, alcanzar una vez abandonado
el bosquecillo de pinos, la pista que une la aldea del Acebuchal con Cómpeta. A
partir de aquí y una vez fuera de la garganta del arroyo comenzamos a ver parte
de la majestuosidad y porte de la sierra
de Almijara.
Mari Carmen, Ana y Verónica. Pino Carrasco a la derecha |
Transitando por esta pista volveríamos a
interceptar una vez más la antigua vereda, siendo el punto donde se
encuentran las ruinas de la Venta de Cebolleros, edificio con muros de tapial (formada
por arena y cal compactada), cuyos mechinales asomaban escuálidamente derrotados ya, por el paso del tiempo y
el abandono, para decirnos que fue construida en el siglo XVIII.
Venta Cebollero |
Este
establecimiento proporcionaba alojamiento y comida a los arrieros que hacían el
camino real de Granada a través del Puerto de Frigiliana, la venta siguió
funcionando hasta el pasado siglo XX en
el que la sierra se fue despoblando y el oficio de arriero desapareciendo.
Poco después llegamos a Puerto
Blanquillo, el sol ya bastante alto nos alumbraba desde su posición Suroeste prometiéndonos desde su altiva postura, brillante y entusiasmado,
que agotaríamos nuestras provisiones de agua en el reto.
Puerto Blanquillo |
El Cisne se deja ver
frente a nosotros por el Oeste, tímido, en una actitud inocente, candorosa….,
pero al igual que en la leyenda de Leda, la realidad era que estábamos ante el
mismísimo Zeus transformado en cisne, desde aquí,
con las sensaciones que vamos
percibiendo y ante la intuición de lo que nos espera hasta alcanzar aquel, en
apariencia y desde nuestra perspectiva inocente pico llamado el Cisne, comenzamos
un suave descenso en zig-zag por el ancho sendero que nos lleva a pasar primero
el arroyo Caracolillo dejando a continuación el helipuerto con su balsa contra incendios
a nuestra derecha. Al seguir bajando ligeramente, entramos en un pequeño valle
precisamente antes de llegar al arroyo de las Angustias y causa del mismo,
donde sin ver el agua si se oía su discurrir juguetón y dicharachero saltando
entre piedras, era un rumor realmente celestial casi divino, el sonido de la
vida, que remoloneaba galante ofreciéndose como garantía de continuidad.
Al fondo el Pico Cisne |
Arroyo de las Angustias |
En nuestro encuentro con el arroyo
no faltaron las instantáneas en un intento de fundirnos con aquella impresionante
estampa que ofrecía el arroyo en su delicado descenso.
En el arroyo Caracolillo |
Podríamos haber tomado el sendero que teníamos
enfrente y acometer la subida, ya sí y en serio, por el camino de hitos, pero
nuestro track nos indicaba que debíamos retroceder para entrar en un barranco que
formaba parte del cauce de una torrentera…con decisión y presteza iniciamos el
ascenso por éste y al poco de comenzar, cuando ya habíamos salvado algunas
paredes muy verticales pero accesibles, nos topamos con una, a ojo insalvable
pero que con la colaboración que requiere el trabajo en equipo dejamos atrás,
dolorida y humillada por haber sido
vencida, a la espera quizás en su postura altiva y amenazante, de senderistas
menos aguerridos para obligarles a dar media vuelta.
Baldomero se situó en la parte intermedia de
esta, para hacer de enlace seguro y punto de apoyo con su pierna donde se
apoyaban impulsándose hacia la salida de la grieta, las compañeras que desde
abajo yo mandaba hacia arriba…
Grata la sorpresa y desde aquí mi reconocimiento
a las mujeres del grupo, Ana, Mari Carmen, Mariola, Toñi y Verónica que sin la
menor duda y con la mayor decisión afrontaron la escalada con gran audacia.
Verónica saliendo con la ayuda de Baldo |
Mariola superando el escollo |
Ana planificando la subida |
Salvada la torrentera, vimos la luz
fuera de ella dando a la senda de los Maquis, desde donde en acusada pendiente
y con el respiro de su trazado en zig-zag llegamos a un pequeño collado,
Senda de los Maquis |
ya
estábamos en la piedra del Centinela, donde nos oxigenamos recuperando fuerzas,
para acometer cada vez con mayor verticalidad la subida hacia nuestro objetivo. En un momento dado el sendero referenciado por hitos se dividía en dos, a la
izquierda nos llevaría al collado de los Maquis y desde aquí la subida sería por el canuto del Cisne, pero lo
desechamos porque de nuevo nuestro track marcaba tomar el de la derecha, de
mayor dificultad por la pendiente y ser de
piedra suelta, apenas sin referencias, de manera que tuvimos que buscar
el abrigo de la base del Cisne, como referente para llegar al collado del
mencionado pico.
Junto a la peña del Centinela |
Llegado a este punto el esfuerzo había sido tremendo y aun
quedaba la parte más dura, de nuevo con grandes dosis de tesón y equilibrio
alcanzamos el citado collado, una vez allí, sobre terreno más o menos firme una
ligera mirada a nuestra espalda nos estremecería al comprobar por dónde
habíamos subido,
Base de el Cisne |
y no solo eso, porque sería por donde bajaríamos después.
Dejando las mochilas al pie de un veterano pino ya desvencijado por las inclemencias del tiempo, subimos a nuestro destino final en una última escalada que después de todo lo acontecido, nos pareció un paseo por la calle Sierpes.
Un último esfuerzo |
Dejando las mochilas al pie de un veterano pino ya desvencijado por las inclemencias del tiempo, subimos a nuestro destino final en una última escalada que después de todo lo acontecido, nos pareció un paseo por la calle Sierpes.
En la Cumbre de el Cisne |
Desde la cumbre tras los abrazos y
las felicitaciones la sensación de plenitud era inmensa y no solo por el desafío
ya culminado, sino por sus vistas, nos miraban el Lucero, el Lucerillo, el Puerto
de Frigiliana, el Navachica, el Almendrón, El Cielo, Cerro verde, se apreciaba
que dónde nos encontrábamos pertenecía a la Sierra de en medio, que se
deslizaba hacia el sur.
Sierra de en medio |
La vista del Mediterráneo con sus tonalidades
entre azul intenso y turquesa que le confería el día, nos recordaba dónde
estábamos, para así quizás, evitar el olvido que pretenden ciertas tendencias
anglosajonas, de pertenecer a la cultura que mayor provecho y gloria ha dado a
la humanidad, "La Mediterránea", con su carga de mitos y
leyendas, aciertos y desaciertos.
Collado del Cisne |
Canuto del Cisne |
Cueva de los Maquis |
Descendimos para comer en el collado
e intentar bajar sin éxito por el canuto de el Cisne, llegamos solo hasta la cueva de los Maquis, dimos media vuelta y volvimos a tomar el mismo camino que nos llevó hasta
la cumbre, pero con algunas modificaciones en pro de nuestra seguridad.
A las
19:30 habíamos finalizado una travesía de ida y vuelta en un claro ejemplo de superación
personal, desde y hacia el mismo lugar
donde moran los Dioses.
En el descenso |
Felicidades Fernando por este talento tuyo en torno a la escritura.!!!
ResponderEliminarMi impresión es que la montaña nos pone por delante muchas situaciones difíciles para resolver otras.:)
La satisfacción es plena cuando ambas convergen.
El día me pasó volado a vuestro lado, aunque he de reconocer que el último tramo no veía el final y no poder llevar el ritmo del grupo me angustiaba.
Disfrute una vez más de los valores que se fomentan en la montaña y entre los miembros de "Sierra Sur".
Por último,. GRACIAS a tod@s por compartir TANTO.
Un abrazo,
Ana Lora
Muchas Gracias Ana por tu cumplido, y tienes razón en tanto que el gozo que reporta culminar satisfactoriamente una travesía por la montaña, se encuentra en el hecho de que la montaña es, en la representación subconsciente que tenemos de ella lo que está allí arriba, sobre nuestra existencia física, es decir nuestros retos, también tiene su componente mágico por estar cerca del cielo y ser la morada de los dioses, del misterio, de lo que invisiblemente actúa en nuestras vidas y se escapa a la razón y no comprendemos, o sea nuestros miedos, por eso haciendo cumbre en una montaña se tiene esa sensación de control, porque alcanzamos el objetivo y se consigue el reto con lo que, aumenta la autoestima y se aplacan los miedos.
Eliminargracias fernando por tu aportacion, esto esta cojiendo un nivelazo ya, hay muchas formas de compartir y tu has compartido un gran relato detallandolo con todo el corazon y me he sentido contigo subiendo y a la vez me a dado coraje de no a ver estado alli con ustedes gracias otra vez
ResponderEliminarGracias a ti Juan por animarme a participar en el blog, me alegra el haber sido capaz de llegar con mis palabras a cada uno de vosotros, y es cierto que he puesto parte del alma en lo que describía porque es la única manera de contar las cosas desde la verdad. Y respecto a que no estabas con nosotros no te creas, porque donde se despliega la bandera del Club de Montaña
EliminarSierra Sur van todos a los que sin estar, representa, y más tú siendo un referente tan apreciado en nuestro club.
Sin palabras para describirte, buen rato de lectura y de fotos
ResponderEliminarGracias Fernando
Nos la merece Pedro, y me llena de entusiasmo saber que has pasado un rato entretenido con el relato, gracias a ti por emplear tu tiempo en leerlo.
Eliminar¡¡Buen relato!!, si señor. Me has llegado a la patata.Jeje.
ResponderEliminarEnhorabuena.
¡Ah!, y las respuestas a los comentarios no tienen desperdicios.
Muchas gracias Manuel, me he acordado bastaste de ti mientras lo hacía por el trabajo que conlleva poner en pie una historia así, lo tuyo si que tiene mérito con todas las que llevas ya escritas. Un abrazo Manuel y mi reconocimiento desde aquí a la labor realizada.
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